EXTRA!
No hay duda de que nos encontramos
en la edad dorada de las hamburgueserías gourmet en España. En el último
lustro, los amantes del delicioso bocadillo de carne han visto florecer un
amplio mercado en el que el producto de calidad está a la orden del día, y
donde los locales son una muestra más del cuidado y la dedicación con que se trata al cliente.
Ante este nivel de exigencia,
ofrecer un elemento diferencial resulta más clave que nunca. Y eso lo traen ya
aprendido los barceloneses de TimesBurg, una de las más recientes y gratas
incorporaciones al mercado burger madrileño. La apertura de su primer local
en la capital les sitúa en la calle Francisco Silvela, 91, a unos metros del cruce con Avenida de América y María de Molina, quizá un poco
escondidos a primera vista, y con un horario de 13.00 a 16.30 h. y de 20.30 a 00.00 h.; jueves hasta la 01.00 h.; viernes y sábados hasta las 02.00 h. Eso sí, la cocina cierra todos los días a las 23.00 h.
por el público del barrio, el más exigente y el que repite sólo cuando halla
algo especial. Y es este saber hacer del trío de amigos que fundó la marca en 2012 lo que ahora les ha permitido dar el salto a Madrid: han importando la
misma carta y mantenido los precios reconociendo las particularidades locales
con servicio en mesa (en Barcelona el pedido se realiza en barra).
atención es la mimada decoración de sus locales, con
una ambientación industrial que sabe encajar la madera rústica y la vegetación.
En Madrid han dado con un espacio luminoso y tranquilo a pocos pasos del intercambiador de Avenida de América. Los tonos pastel, la enorme cristalera y
el altísimo jardín vertical que se encarama hasta el techo (a doble altura) permiten desconectar del ritmo de la ciudad para gozar del producto sin
agobios. Tanto en el aclimatado interior como en la gran terraza (sin
suplemento) nos encontramos ante un pequeño oasis.
restaurante sin un buen producto. TimesBurg quiere lucir lo que sirve con una cocina a la vista en la que es posible seguir la elaboración de cualquiera de las
16 hamburguesas de su variada carta. Cada una de ellas juega con un contraste arriesgado
y original de sabores, alejándose del repertorio clónico de otras
cadenas. El foie con confitura de arándano de La Foie, el toque chimichurri
de la Gaucha o la sobrasada de Mallorca de la Sa Balear son algunas de las
opciones que ofrecen para complementar los 200 gramos de vacuno de cada
una.
Diferentes tipos de carne
abren el abanico de sabores: se puede elegir carne ecológica, gozar de la muy
sabrosa variedad wagyu, elegir doble ración de carne, o incluso probar la
opción vegetariana (con un fabuloso toque pesto difícil de olvidar). Los panes
de semillas de amapola, mollete o multicereal, y los clásicos extras (bacon,
quesos variados, salsas…) envuelven el producto a gusto del comensal. No
existe opción para celíacos, pero se puede optar a tomarla sin pan.
Los precios, que varían de los 5,80 euros de la Paris 95 a los 12,50 de la Kobe, permiten
disfrutar de una sabrosa comida adaptándose a cada bolsillo.
patatas, fritas sólo con aceite de oliva y con auténtica receta de la abuelitita María Antonia de uno de los socios. Perfectas en corte y punto de
sal, se pueden comer sin remordimiento en generosas raciones, aderezadas con las cuatro salsas caseras que se encuentran en cada mesa: kétchup clásica, kétchup picante, mostaza especiada y chili
extra-picante. Difícil elegir sólo una.
ensaladas y bocadillos gourmet (de jamón o salmón) para aquellos que no sean fans de la hamburguesas. En cervezas, la zaragozana Ambar doble malta supone todo un acierto. Y aunque no disponen de menú del día, es
muy recomendable no pasar por alto sus dos postres caseros. Entre el tiramisú con
galleta María y la panacota cuesta decir cuál sorprende más por su
equilibrado dulzor y suavidad. Las copas, a precios francamente competitivos desde los seis euros, permiten rematar la degustación.
En definitiva, TimesBurg no muestra puntos de flaqueza: acogedor local, carta variada, salsas y postres caseros dignos de auténtico elogio y un precio
final a la altura del producto que suele rondar los 15 euros por persona. La marca entra fuerte en la capital apostando
por repetir el éxito de su tierra natal.