EXTRA! 

‘Subprime’ es un thriller que arranca con un vídeo del presidente del Gobierno en un momento comprometido, poco ético pero dentro de la legalidad. A partir de ese instante, los personajes juegan al tráfico de influencias para conseguir sus propios intereses.
La obra, representada en la Sala Guirau del Teatro Fernán Gómez, se desarrolla en la actualidad, poniendo frente a frente al Gobierno y a una importante empresa nacional. La acción de los personajes de las altas esferas se desenvuelven en el pasillo, la sala de juntas y el despacho.

Una trama original, con tintes realista, a la vez que compleja por los tecnicismos financieros que emplean los actores. El montaje cuenta con un ritmo ágil que permite que el espectador no desconecte en ningún momento. Al comienzo pueden existir dificultades para identificar a los personajes e hilar la trama, no obstante, durante el desarrollo, el espectador sigue mejor la historia e incluso conoce los intereses de cada personaje. La trama final da un giro que sorprende.
Los actores transmiten la tensión de la importancia de cada una de las operaciones al público con la voz y el lenguaje no verbal. La actitud arrogante de los personajes, siempre con maletines y trajes oscuros, configuran una atmósfera de poder que impresiona al espectador. El escenario se convierte en las oficinas donde ocurre la acción. La decoración es minimalista, con paredes frías y luces fluorescentes que incomodan al espectador. El vestuario escenifica con acierto la indumentaria propia de los ejecutivos, con pulcros trajes negros, camisa y corbata. 

Es importante destacar que los hechos no sólo se desarrollan sobre las tablas, sino que también se utilizan medios audiovisuales. El uso de la conferencia otorga mayor realidad al mundo de los negocios. Tres pantallas colocadas en los paneles que se sitúan sobre el decorado dan dinamismo a la acción. La música recrea el clima de tensión que, junto a las actuaciones, consiguen que el espectador permanezca en alerta.
Un guión interesante, una puesta en escena real y la interpretación de los actores hacen de esta obra una delicia que no termina de ser recomendable para el público que no sientan inquietud por la política y la economía o prefiera una producción simple y divertida.