EXTRA!



El 25 de octubre de 1985, Enrique Tierno Galván inauguraba la
primera edición de Biocultura en el Pabellón de Agricultura de la Casa de
Campo.
Tres décadas después, la feria de productos ecológicos y consumo
responsable continúa defendiendo la importancia de saber alimentarse y cuidar
de la naturaleza obteniendo de ella lo que puede darnos a través de unos
procedimientos cuidadosamente elegidos.


A día de hoy, la cita se lleva a cabo anualmente en cuatro
grandes capitales españolas: Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao. Mil
expositores y cerca de 170.000 visitantes anuales confirman el auge de una feria que
aglutina miles de productos ecológicos certificados,
donde también es posible encontrarse
con subsectores como bioconstrucción, textil orgánico, movilidad sostenible o
energías renovables. ¿Estamos ante una revolución invisible que cada vez cuenta
con más seguidores?

Los hechos son que España es el primer productor de la Unión Europea
en superficie ecológica, que el país ocupa los primeros puestos de las
exportaciones mundiales de productos ecológicos y que el consumo nacional de
alimentos orgánicos está teniendo unos incrementos del orden del 10% anual
, algo
a lo que sin duda ha contribuido la feria que dio el pistoletazo de salida al
movimiento bio en España.

Entre los visitantes que asistieron a la edición que tuvo
lugar del 13 al 16 de noviembre en Madrid IFEMA, las conversaciones sobre
formas alternativas de consumo, producción, educación y construcción fueron
una constante. Aunque cuando uno acude por primera vez puede temer encontrarse
con gurús delirantes, lo que prevalece en Biocultura es el expositor y el
visitante que aspira a llevar a cabo forma de vida. La práctica del yoga y la
meditación, la dieta vegetariana, el cuidado del medio ambiente y la
cooperación en organizaciones sociales tienen poco de prácticas alocadas y
mucho de concienciación con uno mismo y con el mundo que le rodea.


Además de poder volver a casa con el carro de la compra
lleno, el visitante pudo asistir a conferencias sobre alimentación, plantas medicinales
y hasta una charla con la coportavoz de EQUO Madrid, Inés Sabanés.
Sorprende la
cantidad de jóvenes emprendedores que se han lanzado a lanzar sus negocios en
el sector, así como el éxito de los showcookings, donde se puede aprender a
elaborar una cocina sana, sabrosa y sostenible viendo trabajar a diferentes chefs
mientras decenas de personas apuntan las recetas.

Si uno ha descubierto recientemente su intolerancia a la
lactosa, en Biocultura puede probar leches vegetales para elegir la suya. Catar antes de sacar el monedero
es algo que se practica en todos los stands de la feria,
una práctica que también
ayuda a los que comienzan una dieta vegetariana y quieren encontrar sus
marcas y sabores favoritos para no equivocarse. Lo integral, natural y artesano
no tiene que salir caro si se sabe elegir. Las ofertas abundan y el trato
directo con las marcas en la feria beneficia a todos.
En un tiempo en el que tantas cosas son efímeras, treinta
años de celebración parece un milagro. Lo que está claro es que cuidar nuestra
salud, la del medio ambiente y la del planeta es una decisión como consumidor que cada uno debe tomar.
Reflexionar sobre ello, sin
embargo, parece de sentido común.