EXTRA!
Cuántas
veces hemos querido tomarnos la justicia por nuestra mano y no hemos podido
porque nuestra moral nos ha detenido. El sufrimiento a veces nos ciega y sólo
nos permite ver un único camino, el del odio. Sin embargo, esa teoría que todos conocemos de que, ante un hecho doloroso, lo mejor es
superarlo o aprender a vivir con ello, perdonar y seguir adelante, puede ser irrealizable para quien piensa que es más acertado el famoso ojo
por ojo y diente por diente.
La venganza ante ese calvario es lo que nos
presenta el director vasco Luis Marías en su último trabajo, ‘Fuego’, disponible
en la cartelera española a partir del viernes 28 de noviembre. Un film protagonizado por José Coronado en el papel de Carlos, un policía que pierde a su
mujer en un atentado terrorista de ETA, cuya hija, Alba (Aida Folch), acaba postrada en una silla de ruedas al perder
ambas piernas. 11 años después, ninguno de ellos ha podido superar aquel
traumático incidente. Carlos no acepta el contacto humano y
busca paliar su dolor a toda costa, por eso decide conocer a la familia del
asesino, la esposa, Ohiana (Leyre Berrocal), y su hijo, Aritz (Gorka Ufiaurre).
presenta el director vasco Luis Marías en su último trabajo, ‘Fuego’, disponible
en la cartelera española a partir del viernes 28 de noviembre. Un film protagonizado por José Coronado en el papel de Carlos, un policía que pierde a su
mujer en un atentado terrorista de ETA, cuya hija, Alba (Aida Folch), acaba postrada en una silla de ruedas al perder
ambas piernas. 11 años después, ninguno de ellos ha podido superar aquel
traumático incidente. Carlos no acepta el contacto humano y
busca paliar su dolor a toda costa, por eso decide conocer a la familia del
asesino, la esposa, Ohiana (Leyre Berrocal), y su hijo, Aritz (Gorka Ufiaurre).
Un thriller bien realizado siempre
mantiene la atención de un público impaciente, algo que aquí no ocurre. La idea resulta tentadora, pero los
diálogos son repetitivos y la película no es capaz de controlar la tensión ni siquiera en su desenlace. Querer
trabajar varias tramas en tan poco tiempo hace que no se desarrollen
correctamente ni el guión ni los personajes, que pueden acabar siendo hasta irrisorios. Coronado parece la
sombra de lo que un día fue por la falta de credibilidad de su papel, algo que también les ocurre a Aida Folch y
a Berrocal, quienes al menos
consiguen destacar en el clímax de la historia.
mantiene la atención de un público impaciente, algo que aquí no ocurre. La idea resulta tentadora, pero los
diálogos son repetitivos y la película no es capaz de controlar la tensión ni siquiera en su desenlace. Querer
trabajar varias tramas en tan poco tiempo hace que no se desarrollen
correctamente ni el guión ni los personajes, que pueden acabar siendo hasta irrisorios. Coronado parece la
sombra de lo que un día fue por la falta de credibilidad de su papel, algo que también les ocurre a Aida Folch y
a Berrocal, quienes al menos
consiguen destacar en el clímax de la historia.
En cuanto al resto del reparto, Montse
Mostaza se mete en la piel de la antigua amante de Carlos que, aunque forma parte de una subtrama
que podría omitirse sin problema, entrega una interpretación más que correcta.
Lo mismo ocurre con Jaime
Adalid, Mariusz, el compañero de Alba,
que pone la nota cómica con una especie de acento polaco a una cinta que no
lo necesita y que aturde a un espectador que intenta sumergirse en alguna
clase de tensión. Mención
especial para Ufiaurre, que despliega encanto con su inocencia, siendo el único al que vemos evolucionar al ir descubriendo la identidad de su padre.
Mostaza se mete en la piel de la antigua amante de Carlos que, aunque forma parte de una subtrama
que podría omitirse sin problema, entrega una interpretación más que correcta.
Lo mismo ocurre con Jaime
Adalid, Mariusz, el compañero de Alba,
que pone la nota cómica con una especie de acento polaco a una cinta que no
lo necesita y que aturde a un espectador que intenta sumergirse en alguna
clase de tensión. Mención
especial para Ufiaurre, que despliega encanto con su inocencia, siendo el único al que vemos evolucionar al ir descubriendo la identidad de su padre.
La labor escénica consigue más que el
guión gracias al notable trabajo del director de fotografía Pau Monràs, que nos ofrece una
pequeña muestra de la misteriosa atmósfera del municipio costero de Lekeitio (Bizcaia). Totalmente acertada
la ubicación y también su banda sonora, a manos del compositor bilbaíno Aritz Villodas, aunque en algunas
escenas suene repetitiva con un violín bastante inoportuno que acaba sumándose a la
inverosimilitud de la narración.
guión gracias al notable trabajo del director de fotografía Pau Monràs, que nos ofrece una
pequeña muestra de la misteriosa atmósfera del municipio costero de Lekeitio (Bizcaia). Totalmente acertada
la ubicación y también su banda sonora, a manos del compositor bilbaíno Aritz Villodas, aunque en algunas
escenas suene repetitiva con un violín bastante inoportuno que acaba sumándose a la
inverosimilitud de la narración.
Después
de los estupendos largometrajes españoles que se han presentado en los últimos meses en la cartelera, ‘Fuego’ cumple con muy pocas expectativas pese a que podría haber brillado con
una cuestión tan potente a la par que delicada como la angustia de las víctimas
de un ataque terrorista. Estamos acostumbrados a ver siempre los hechos,
pero son pocas las películas que nos destapan el dolor posterior. Parece que sigue siendo imposible reflejar ese sufrimiento con cierta verosimilitud.
de los estupendos largometrajes españoles que se han presentado en los últimos meses en la cartelera, ‘Fuego’ cumple con muy pocas expectativas pese a que podría haber brillado con
una cuestión tan potente a la par que delicada como la angustia de las víctimas
de un ataque terrorista. Estamos acostumbrados a ver siempre los hechos,
pero son pocas las películas que nos destapan el dolor posterior. Parece que sigue siendo imposible reflejar ese sufrimiento con cierta verosimilitud.