EXTRA!
El amor y la pasión son cosas diferentes. Hay amores que
surgen desde el primer instante con una calma adulta que conduce al deseo de
caminar juntos y hay pasiones que enredan a los amantes en una vorágine que
puede acabar desbordando a aquellos que no entienden que el fuego que
sienten tiene más de necesidad, locura o deseo transitorio que de un
afecto bordado con cariño y lealtad. Cuando la percepción de un vínculo
entre dos personas es radicalmente opuesta, el desenlace puede ser trágico.
Alejandro de los Santos y David Tortosa se meten en la piel
de Nathan Leopold y Richard Loeb, dos jóvenes que conmocionaron a la sociedad
del Chicago de los años 20, en un musical de pequeño formato pero gran impacto que se puede ver hasta el próximo 19 de octubre en la sala dos
del Teatro Fernán Gómez de Madrid.
entregar un espectáculo brillantemente resuelto en una hora y media durante la que
la tensión, la emoción y hasta un ápice de compasión se respira en las tres
gradas que rodean el escenario. Combinando a la perfección los elementos más
característicos del thriller, los actores encarnan a dos jóvenes
amantes de clase alta que planean acabar con la vida de un niño pequeño por simple sentimiento de superioridad y poder.
sufrimiento a través de la constante presencia de la violencia en los medios, sorprende ver cómo el público llega a sentir miedo ante los impulsos de un personaje tan oscuro como seductor y la dependencia de quien confunde el amor con la obsesión. El trabajo de ambos actores es sensacional, algo a lo
que ayuda tanto un texto vertiginoso como una puesta en escena en la que el
público se siente muy involucrado, mérito del director José Luis Sixto. Aitor Arozamena, por su parte, acompaña al piano a los
intérpretes durante toda la representación hasta convertir la música en un apoyo bellísimo que se convierte en
un protagonista más de la historia.
Es un gusto encontrarse ante un montaje honesto en
el que la parte dramática prima sobre la musical, sin que esta última salga
malparada ni resulte accesoria, complementando bien la trama sin necesidad
de impartir lecciones vocales y siendo consciente en todo momento del importante viaje
emocional que realizan los protagonistas.
Una producción perversa, emotiva y enfermiza en la que se
reflexiona sobre el vacío existencial, el miedo a la soledad y el constante
enfrentamiento entre las pulsiones y la razón a la hora de tomar decisiones
que pueden cambiarnos la vida de forma radical. Valiente trabajo liderado por
Alejandro de los Santos que transmite amor por la interpretación desde el
primer segundo. Por poco más de 10 euros, uno de los espectáculos más
sorprendentes de la cartelera madrileña.