A veces la vida tiene
reservado algún que otro capítulo desagradable, baches que sirven para hundir
el ánimo pero también para aumentar la fortaleza, afrontar el destino de la
mejor manera posible y superar obstáculos hasta alcanzar el verdadero
éxito. En todo este proceso, cada persona afronta sus problemas de
formas muy diferentes. Hay quienes prefieren acudir a un profesional, quienes
optan por vivir como si nada hubiera pasado, quienes se enfrentan a sus debilidades y quienes prefieren hacer culpables a los que le rodean. Todo nos lleva a la supervivencia, tanto si la
medida es efectiva como si no, pero siempre hace falta la lucha. El director
canadiense Jean-Marc Vallée regresa con un nuevo trabajo enfocado en esta idea, ‘Demolición’, que llega a la cartelera española este viernes 1 de julio.
una vez más en la psique de sus personajes, en historias humanas con las que es fácil sentirse identificado. La sombra de la
muerte siempre está presente, pero el ser humano ha decidido ignorarla, de forma que cuando llega no se está preparado. Esto es lo que le
sucede a Davis Mitchell (Jake Gyllenhaal), un joven ejecutivo de gran éxito que
trabaja en la empresa de su suegro, Phil (Chris Cooper).
Su matrimonio es de lo más normal hasta que un día su esposa, Julia (Heather
Lind), fallece trágicamente en un accidente de coche. De repente, su vida llega
a un punto de inflexión. En
pleno caos emocional y tras ver cómo una máquina de refrescos se queda con su
dinero, decide ponerse en contacto con la compañía, donde conoce a Karen
(Naomi Watts) y a su hijo Chris (Judah Lewis).
no es más que otro de tantos que llega al oscuro interior de los
personajes, a la montaña rusa en la que se ven envueltos cuando reciben un
golpe de realidad. Su propuesta no ofrece sorpresas, pero sí una medicina curativa para momentos de crisis sin recurrir
a edulcorantes imaginativos, yendo directamente a la esencia y evitando
interpretaciones que no vienen al caso. Es esta sencillez con la que
encara la narración y las situaciones que aborda lo que logra cautivar al
espectador, manteniendo su atención a flote a lo largo de los 100 minutos de
historia. El proceso que sigue el protagonista revela lentamente su forma de ser,
cómo ha estado actuando y cómo hacer frente a su solitario
futuro.
completa en mayor o menor medida la figura de Davis, desde un suegro que no
comprende su comportamiento, hasta su nueva amiga Karen, que le abre una ventana
hacia un mundo diferente al de su rutinaria vida, o Chris, que desde sus
limitaciones se convierte en el compañero perfecto. Gyllenhaal realiza una
labor interpretativa fascinante con un gran despliegue de emociones, demostrando
una vez más el talento que posee, al igual que Watts, que pese a
tener un papel más secundario en el que no se profundiza lo suficiente se convierte
en parte indispensable de la historia. Más desgarradora y dramática es la
actuación del veterano Cooper, envuelto en una constante lucha
sentimental entre la pérdida de su hija y la inexplicable conducta de
su yerno. Sin embargo, es Lewis quien capta en mayor medida la atención al
desplegar una conexión especial con el protagonista.
que acompaña en su sencillez a la narración. A través de una
hipnótica imagen compuesta por una potente neutralidad cromática, el
pensamiento parece nublarse, tal y como le sucede al protagonista. El director
de fotografía canadiense Yves Bélanger, que destaca por su
distinguido trabajo en la reciente ‘Brooklyn’, de John Crowley,
o por su participación en ‘Laurence Anyways’, de uno de los autores más populares del cine de autor actual, Xavier
Dolan, vuelve a formar equipo con Vallée tras colaborar
en la oscarizada ‘Dallas Buyers Club‘ y en la atractiva ‘Alma salvaje’.
gran pantalla de forma muy tímida con ‘Demolición’, logrando despertar la
sensibilidad del público a través de lo que mejor sabe hacer: explorar en el
interior de las personas y en la profundidad de sus emociones hasta desarrollar unos
personajes redondos que dejan siempre un maravilloso poso de reflexión. Un largometraje poco habitual en
una época en la que la taquilla celebra las grandes producciones y que, sin embargo, cautiva con sus grandes dosis de verdad.