EXTRA!

Los viernes son, sin duda, la
puerta abierta al ocio y el buen humor tras una semana repleta de tareas. Una propuesta
original para celebrar el fin de semana es sumergirse en una cena cantada cerca
del mítico Teatro Real de Madrid. Para los amantes de la música y la gastronomía, El Café de la Ópera ofrece cada viernes (entre las 21.30 y las 00.00 h.) una velada con buenos cantantes líricos y vino
fino que recorren la ópera por antonomasia del compositor George Bizet, ‘Carmen’
.


Si bien la indumentaria de los
cantantes pudiera ser más espectacular, apenas se pueden hacer objeciones de las
gloriosas voces que brillan en el comedor preparado para la ocasión.
La
potencia del torero y barítono Alberto Arrabal como Escamillo, pretendiente de Carmen, acapara la
atención de los comensales que dejan el bocado para más tarde. Por su parte, la
gitana embaucadora en la que se introduce Anna Moroz cubre con expresividad la tesitura de mezzosoprano dramática,
mientras que Carlos Silva como el cabo don José pone la nota aguda con un bonito timbre de tenor.

La sucesión de los platos es
impecable y el servicio de mesa roza la perfección, pero es justo admitir que
detrás de nombres como bacalao con tomate al estilo de Triana o
crema de potaje de espinacas y garbanzos con gambas salteadas se esconden preparaciones
ricas pero descuidadas en la presentación. Aunque la materia prima sea de buena
calidad, la experiencia sería mejor si los platos se vistieran con un poco más de gracia. Sobre todo si se van a
pagar 55 euros por comensal.


Honrosa excepción la del postre,
una torrija con helado de Jerez que pone el broche de oro a una experiencia en
la que la selección de las piezas más brillantes de ‘Carmen’ se intercala con la
narración de hechos históricos en torno a la ópera. Es difícil encajar que su
estreno en París supusiera un fracaso absoluto y que el compositor francés
falleciera sin conocer el éxito de una de las piezas más representadas del
repertorio operístico
en todo el mundo.

Lo que empieza como un acto
solemne se acaba transformando en una experiencia distendida que favorece el
relax y el goce del comensal.
A ello contribuye la acertada selección de vinos
andaluces que empieza con un Manzanilla La Guita y concluye con un Alvear 
Pedro Ximénez 1927. Cena y espectáculo se funden en uno gracias a la coordinación del
equipo del restaurante y su amabilidad. El destino de
Carmen no será tan
agradable, pero asistir a la cena es una oportunidad para conocer las aventuras de la gitana por
excelencia, siempre rodeada de adivinas, bandoleros y un puñado de
pretendientes.
Pese a que Bizet jamás pisó
Sevilla, como tampoco lo hizo Debussy con Granada antes de componer ‘La soirée
dans Grenade’
, la estampa decimonónica de sociedad pícara, flamenco y gitanas
cigarreras que tomó prestada del escritor Prosper Merimée se ha convertido en
un estereotipo que convive en nuestros días. Asistir a la cena cantada del Café
de la Ópera, en el número 6 de la calle Arrieta, es una buena opción para saludar
a uno de los grandes clásicos de la ópera
al tiempo que se disfruta de una cena
rica y variada.