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La imparable globalización hace complicado esquivar el discurso de la americanización que sufrimos a diario. La cultura europea, en los últimos años, ha experimentado un cambio radical desde los Starbucks que uno encuentra en cada esquina hasta los establecimientos de comida rápida que inundan cada barrio. Del mismo modo, el Día de Todos los Santos se ha ido diluyendo para dejar paso a grandes oleadas de jóvenes yendo de puerta en puerta al grito de ‘¿truco o trato?’. Ante el continuo bombardeo cultural estadounidense han surgido voces que intentan reivindicar su cultura. Este es el caso de ‘El libro de la vida’.


Una excursión escolar sirve como ocasión ideal para que un guía turístico narre un cuento sobre una fecha muy señalada en la cultura popular mexicana, el Día de los Muertos, a un grupo de niños. La historia comienza cuando las divinidades que gobiernan el mundo de los difuntos, Catrina y Xibalba, deciden hacer una apuesta para ver quién conseguirá el amor de María, si Joaquín o Manolo. El destino separará a estos amigos de la infancia para volver a unirlos años después con Manolo convertido en un torero que sueña con ser músico y Joaquín como un héroe local.


Dirigida por un debutante Jorge R. Gutiérrez y producida por Guillermo del Toro, la cinta de animación busca conectar con el público más joven. El primer largometraje animado del director mexicano cuenta en su versión original con las voces de Diego Luna como Manolo, Channing Tatum como Joaquín y Zoe Saldana como María.




Con un comienzo ágil y atractivo, ‘El libro de la vida’ consigue que el espectador se sumerja en la historia desde el principio. El film hace gala de un espectacular diseño de personajes que en ocasiones recuerda al universo creado por Tim Burton en ‘La novia cadáver’, marcando distancias gracias a la luminosidad de su atmósfera y al color de sus escenarios, inspirados en las figuras y ornamentos de la celebración mexicana.


Destaca la banda sonora del doblemente oscarizado Gustavo Santaolalla y del músico Paul Williams. Con afán de exportar la película más allá de las fronteras hispanas, la película cuenta con temas de grupos de éxito como Mumford & Sons y Radiohead. Versionadas con un aire latino e interpretadas por el propio Diego Luna, aportan comicidad y autenticidad a la producción. También se incorporan canciones representativas de la cultura mexicana como ‘Cielito lindo’ y temas que remiten al western como la archiconocida ‘The ecstasy of gold’.




La cinta se aleja de las propuestas de animación de Pixar trasladando al espectador a una historia original con un toque distintivo y costumbrista. Sin embargo, todo queda diluido en su conjunto, pues la ambición inicial se enmaraña en sí misma sin encontrar su propia seña de identidad.