EXTRA! 



Se suele decir que los amigos se cuentan con los dedos de una mano. Amigos de verdad hay pocos, de esos que lo dan
todo por el otro, estando en los buenos y en los malos momentos, convirtiéndose con el paso del tiempo en la familia elegida. 
¿Qué sería de nosotros sin ellos? Los conocidos actores Roberto Álamo y Sergio Peris-Mencheta protagonizan ‘Lluvia constante’, un montaje
dramático que se representa en el
Teatro
Bellas Artes
de Madrid hasta el próximo 14 de febrero.


El texto escrito por Keith Huff vio la luz en Chicago en 2007, llegando un par de años más tarde a Broadway de la mano de dos estrellas de Hollywood como son Hugh Jackman y Daniel Craig. En España, la adaptación y dirección de David Serrano cuenta con dos grandes intérpretes españoles que se meten en la piel de Rodo (Sergio
Peris-Mencheta
) y Dani (Roberto Álamo), dos policías y amigos desde la
infancia que se enfrentan a una serie de acontecimientos que afectará a
sus vidas para siempre.

Unidos tanto en lo profesional como en lo personal a pesar de sus dispares perspectivas y personalidades, su amistad ha
sobrevivido a sus diferencias de carácter, al maltrato y la decepción. Planteando desde el principio conflictos morales como el valor de la familia, la lealtad, la
amistad, el sacrificio y la delgada línea que separa la justicia de las ansias de venganza
, el montaje reflexiona sobre el bien y el mal.

Los protagonistas recuerdan algo que sucedió durante varias noches de otoño en las que no dejaba de llover: un acontecimiento que lo cambió todo y que describen desde ópticas muy diferentes. Rodo es huraño, alcohólico,
infeliz y muy dependiente de Dani, un hombre que desprende pasión y que, a pesar de ser déspota, bruto y corrupto, haría lo que fuese por proteger a su familia y a los que le rodean.


La sobria escenografía, oscura como las
noches de lluvia y sencilla hasta la desnudez, cuenta con el objetivo de que la atención recaiga en los agentes que narran la historia. Durante la función
se alternan diálogos y monólogos, declaraciones ante un comisario invisible y una sucesión de flashbacks
, logrando que el público se integre a la perfección en las situaciones que se representan a lo largo de la historia gracias, en buena parte,
 al juego
de luces y sombras del iluminador 
Juan Gómez Cornejo, que entrega potentes y bellas imágenes. Sonidos como el de la lluvia sumergen a los actores en una ambientación donde el espectador es un cómplice más que se olvida de estar sentado en la butaca, metiéndose de lleno en la acción.

La intensa y sobrecogedora historia atrapa al público desde el primer instante, manteniéndole en vilo hasta el desenlace de una narración dolorosa y apasionante en la que el orgullo, el odio y la angustia invaden la acción. La sólida amistad de los protagonistas se pone a prueba de forma constante en un relato majestuoso en el que la lealtad y la traición echan un pulso.

Una potente producción que dejará huella en el espectador gracias al empeño de dos intérpretes que llenan de fuerza a sus personajes y demuestran su talento escénico. El gran trabajo físico de ambos actores, que se dejan la piel sobre las tablas, quita el aliento a los presentes mientras el agua lo inunda todo. Aunque la lluvia no cesa nada impide que el público se ponga en pie cuando cae el telón. Obra maestra.