EXTRA!



El estilo boho nos permite conectar con el lado más bohemio y hippie, combinando una serie de piezas
inesperadas que, por algún motivo, encajan a la perfección y que no sólo podemos
observar en el mundo de la moda, extendiéndose a la decoración, la música, el estilo de
vida e incluso a la gastronomía. Una filosofía de vida para
aquellos soñadores, aventureros y amantes de la libertad que muestra su
personalidad de forma única e inimitable.


Situado en una de las zonas más vivas de Madrid, el barrio de Chueca,
encontramos un local cuyo nombre inspirado en el estilo boho no deja indiferente a aquellos que se cruzan con él. Ubicado en el número 13 de la calle Colmenares, se alza un espacio fresco,
luminoso, lleno de vida y color en el que resulta imposible no dejarse envolver.
Un
oasis en medio de la ciudad que es capaz de trasladarte a un bonito día de verano
cerca del mar aunque fuera sea el día más lluvioso del año.

Boho Bar nace de una fusión de sentimientos,
viajes alrededor del mundo y una forma de entender la vida que comparten dos
amigos.
Con 20 años de experiencia en el
sector gastronómico como responsable de reconocidos negocios como Nodo,
Pan de Lujo y La Terraza Le Cabrera Casa AméricaJavier Villa pone todo su buen saber hacer y corazón en un local donde gastronomía y espíritu boho se funden. 
En el sofisticado toque de magia que respira el espacio tienen mucho que ver el reconocido arquitecto Héctor Ruiz-Velázquez y la diseñadora
de interiores
Almudena de Toledo, que juntos han sabido crear diferentes ambientes donde cada detalle está pensado y multitud de culturas se unen en armonía.

Los colores que definen Boho Bar son el turquesa y el amarillo, símbolos claros del mar y el sol, mientras que el brezo y el mimbre destacan entre los materiales utilizados. Los asientos con telas de colores nos llevan hasta la India, combinando bien con las lámparas árabes, los espejos y las plantas naturales que se encuentran repartidas por un ambiente relajado en el que es fácil sentirse a salvo. Un papel importante juega también la luz que penetra en el interior del local a través de los grandes ventanales.

Cerca de la entrada destaca una chimenea concebida como una pieza de
diseño integrada en una mesa para ocho comensales en la que se puede disfrutar de una agradable cena en una mesa con fuego. Nuestros
recuerdos de infancia se avivan en una serie de columpios donde se puede comer o tomar una
copa con los pies en el aire
, mientras que aquellos que quieran una velada íntima encontrarán un reservado a su disposición, así como diferentes mesas más escondidas.

El carácter arrollador de la decoración envuelve la explosión de sabores de una carta que se convierte en un viaje por diferentes partes
del mundo.
En cada creación destaca una fuerte base
mediterránea con pinceladas de países árabes, asiáticos y latinoamericanos. Con una materia prima de primera calidad, Boho Bar elabora platos de diseño que no deja indiferente a quien los prueba. 

Miman tanto su producto que incluso su hogaza de pan es elaborada cada mañana por un panadero del barrio. La oferta incluye platos saludables y orgánicos perfectos
para compartir.
Entre las especialidades hay que señalar la suave burrata con pesto rosso de origen
italiano; los crujientes rollitos Primavera Thai; y sus sabrosísimos pintxos morunos de pollo Ras al Hanut, con
adobo de la casa y tres salsas de acompañamiento (yogur, mojo verde y
harissa), que dejarán con la boca abierta al comensal, al igual que los huevos rotos con patatas, trufa, foie y jamón.


Son recomendables y agradecidas en tamaño sus deliciosas ensaladas frescas, platos de pasta y pizzas con guiños a
diferentes culturas, mientras que el tartar de atún rojo o el pulpo a la parrilla con pimentón de la Vera llevan a la mesa el sabor del mar. De sus carnes destacamos
 De La Habana a Taipei, una especie de hamburguesa callejera en la que se mezcla la ropa vieja cubana con un típico bocadillo taiwanés llamado gua bao


Respecto a su carta líquida, presumen de una cuidada selección de vinos y un buen número de cervezas de importación, además de una serie de cócteles a los que muchos se rinden cuando cae la noche. Nada desdeñable, tampoco, la original carta de postres caseros con caprichos como la tarta de zanahorias, el coulant de chocolate con helado de violetas o una riquísima copa de leche, cacao y galletas. Con un amplio horario en su cocina y un precio medio de 25 euros por comensal, la suma de su bella decoración, excelente servicio y gustosa cocina hacen que la experiencia sea una delicia en la que todos tienen cabida. Porque, además, Boho Bar es dogfriendly.
Texto de Miriam de León.
Fotos: David Molina.