EXTRA!
En
una sociedad hiperinformada y desinformada a la vez, la apuesta de la editorial
Paidós por títulos como ‘Mi dieta cojea’, del dietista-nutricionista y
tecnólogo de los alimentos Aitor Sánchez García, arroja luz sobre uno de los ámbitos
vitales que más interés suscita: la alimentación. Sánchez, incisivo e independiente,
da el salto al papel tras años de trabajo en su blog homónimo, donde de manera
accesible y con mucho humor se puede leer contenido útil y
contrastado sobre nutrición y dietética.
El
autor albaceteño defiende las buenas prácticas de los sanitarios que velan por los intereses
de la población por encima de fines mayoritariamente lucrativos. En este
sentido, toda publicación que desplace premisas sin base científica, como las
inagotables dietas milagro o las verdades a medias de la industria alimentaria,
son bienvenidas y necesarias. Subrayando que ‘si tú no estás, estarán otros’,
Sánchez apuesta por una divulgación multiplataforma más allá de los medios
tradicionales. Todas las redes sociales están invitadas.
autor albaceteño defiende las buenas prácticas de los sanitarios que velan por los intereses
de la población por encima de fines mayoritariamente lucrativos. En este
sentido, toda publicación que desplace premisas sin base científica, como las
inagotables dietas milagro o las verdades a medias de la industria alimentaria,
son bienvenidas y necesarias. Subrayando que ‘si tú no estás, estarán otros’,
Sánchez apuesta por una divulgación multiplataforma más allá de los medios
tradicionales. Todas las redes sociales están invitadas.
En
el libro se desmontan de manera clara y asertiva todos aquellos mitos que la
desinformación y la publicidad al servicio de la industria han perpetuado.
Mitos que quien más y quien menos ha repetido como un papagayo, creyéndose en
posesión de la verdad absoluta. Poner en entredicho que se tiene que comer como
dice la pirámide alimentaria es una de las cuestiones que pueden parecer más sorprendentes.
el libro se desmontan de manera clara y asertiva todos aquellos mitos que la
desinformación y la publicidad al servicio de la industria han perpetuado.
Mitos que quien más y quien menos ha repetido como un papagayo, creyéndose en
posesión de la verdad absoluta. Poner en entredicho que se tiene que comer como
dice la pirámide alimentaria es una de las cuestiones que pueden parecer más sorprendentes.
Si
es un hecho que el abuso de harina y cereales refinados se relaciona con dietas
poco saludables, no hay explicación lógica que sitúe a estos y otros alimentos
en la base de la pirámide, guía nutricional de referencia en España.
Su posición privilegiada justifica un consumo superior al de otros alimentos más
saludables, como las frutas, verduras y hortalizas. Por tanto, es sensato
afirmar que en la planificación de este recurso educacional han intervenido
intereses extrasanitarios que la convierten en una ayuda poco válida.
es un hecho que el abuso de harina y cereales refinados se relaciona con dietas
poco saludables, no hay explicación lógica que sitúe a estos y otros alimentos
en la base de la pirámide, guía nutricional de referencia en España.
Su posición privilegiada justifica un consumo superior al de otros alimentos más
saludables, como las frutas, verduras y hortalizas. Por tanto, es sensato
afirmar que en la planificación de este recurso educacional han intervenido
intereses extrasanitarios que la convierten en una ayuda poco válida.
Sin
una política comprometida con la salud pública, la probabilidad de escoger
alimentos convenientes en el supermercado es mínima. Permitir que sociedades científicas estampen su sello en galletas azucaradas y bollería ultraprocesada
es un error que repercute directamente en la salud del individuo. A medio y largo plazo, la aparición de enfermedades relacionadas con hábitos malsanos supondrá
un mayor gasto público destinado a combatirlas. ¿Realmente sale a cuenta?
una política comprometida con la salud pública, la probabilidad de escoger
alimentos convenientes en el supermercado es mínima. Permitir que sociedades científicas estampen su sello en galletas azucaradas y bollería ultraprocesada
es un error que repercute directamente en la salud del individuo. A medio y largo plazo, la aparición de enfermedades relacionadas con hábitos malsanos supondrá
un mayor gasto público destinado a combatirlas. ¿Realmente sale a cuenta?
Sánchez
apuesta por dejar atrás el modelo simplista que clasifica a los alimentos por
su cantidad de kilocalorías y que desestima otros aspectos nutricionales. En el segundo capítulo se afirma que ‘el conteo de kilocalorías como acercamiento teórico
puede valer, pero llevado a la práctica fracasa’. Bajo esta premisa, en una
dieta de adelgazamiento la elección de un puñado de frutos secos puede ser más
efectiva que tomar un snack de arroz inflado light, aunque tengan mayor valor energético. La saciedad que
proporcionan los provechosos ácidos grasos de los frutos secos justifica la
elección.
apuesta por dejar atrás el modelo simplista que clasifica a los alimentos por
su cantidad de kilocalorías y que desestima otros aspectos nutricionales. En el segundo capítulo se afirma que ‘el conteo de kilocalorías como acercamiento teórico
puede valer, pero llevado a la práctica fracasa’. Bajo esta premisa, en una
dieta de adelgazamiento la elección de un puñado de frutos secos puede ser más
efectiva que tomar un snack de arroz inflado light, aunque tengan mayor valor energético. La saciedad que
proporcionan los provechosos ácidos grasos de los frutos secos justifica la
elección.
Sobre
la calidad de los alimentos se habla también en el cuarto capítulo, donde se critica
esa verdad a medias que asegura que ‘no hay alimentos buenos ni malos’. La necesidad de
matizar los términos bueno y malo, en una sociedad en la
que abundan los malos hábitos alimentarios, convierte estos conceptos en sano e insano. Así, no se puede dudar de que tomar 100 g de ensaimada es peor que
tomar 100 g de brócoli. Este falso mito ha fomentado los alimentos con poco valor nutricional y alta rentabilidad, impulsando dietas en las que se toma ‘una
pequeña cantidad de diferentes alimentos superfluos porque hay que comer de
todo’.
la calidad de los alimentos se habla también en el cuarto capítulo, donde se critica
esa verdad a medias que asegura que ‘no hay alimentos buenos ni malos’. La necesidad de
matizar los términos bueno y malo, en una sociedad en la
que abundan los malos hábitos alimentarios, convierte estos conceptos en sano e insano. Así, no se puede dudar de que tomar 100 g de ensaimada es peor que
tomar 100 g de brócoli. Este falso mito ha fomentado los alimentos con poco valor nutricional y alta rentabilidad, impulsando dietas en las que se toma ‘una
pequeña cantidad de diferentes alimentos superfluos porque hay que comer de
todo’.
La
ética de los profesionales de la nutrición resulta crucial a la hora de
resaltar las propiedades de los alimentos y su uso. De ética y educación viene
aprendiendo Sánchez durante años gracias a su participación activa y voluntaria
en los scouts, una organización de la
que asegura que se sabe muy poco, pero que fomenta valores como la empatía, el
espíritu crítico, la improvisación y el diálogo. ‘Sin duda, me defino como scout‘, defiende al mismo tiempo que
anima al consenso de la clase política para una mejor alimentación.
ética de los profesionales de la nutrición resulta crucial a la hora de
resaltar las propiedades de los alimentos y su uso. De ética y educación viene
aprendiendo Sánchez durante años gracias a su participación activa y voluntaria
en los scouts, una organización de la
que asegura que se sabe muy poco, pero que fomenta valores como la empatía, el
espíritu crítico, la improvisación y el diálogo. ‘Sin duda, me defino como scout‘, defiende al mismo tiempo que
anima al consenso de la clase política para una mejor alimentación.
El ‘despotismo nutricional’ que el autor rechaza con la frase ‘todo por la
nutrición, pero sin los nutricionistas’ denuncia una situación real que sitúa a
España como único país de Europa sin dietistas-nutricionistas en la sanidad
pública. De igual manera, en el capítulo 17 se hace alusión a un modelo social
que fracasa al permitir que la mitad del planeta se muera de
hambre, mientras que la otra mitad lo hace de enfermedades relacionadas con la
obesidad.
nutrición, pero sin los nutricionistas’ denuncia una situación real que sitúa a
España como único país de Europa sin dietistas-nutricionistas en la sanidad
pública. De igual manera, en el capítulo 17 se hace alusión a un modelo social
que fracasa al permitir que la mitad del planeta se muera de
hambre, mientras que la otra mitad lo hace de enfermedades relacionadas con la
obesidad.
Sobre
estas y otras cuestiones, Sánchez y su equipo trabajan cada día en el Centro de Nutrición Aleris, un joven proyecto en el que también participan
profesionales con presencia en
medios de comunicación y redes sociales, como es el caso de Lucía Martínez, Bárbara Sánchez, Victoria Lozada, Cande Soulas o Virginia Gómez.
Lejos de recetar dietas convencionales,
en Aleris apuestan por un modelo conductual que imprima cambios reales en los
pacientes con el objetivo de capacitarlos para tomar las decisiones correctas.
estas y otras cuestiones, Sánchez y su equipo trabajan cada día en el Centro de Nutrición Aleris, un joven proyecto en el que también participan
profesionales con presencia en
medios de comunicación y redes sociales, como es el caso de Lucía Martínez, Bárbara Sánchez, Victoria Lozada, Cande Soulas o Virginia Gómez.
Lejos de recetar dietas convencionales,
en Aleris apuestan por un modelo conductual que imprima cambios reales en los
pacientes con el objetivo de capacitarlos para tomar las decisiones correctas.
‘Mi
dieta cojea’ es, en definitiva, un compendio de 19 apasionantes capítulos en los que el lector se
despedirá de aquellas carnes rojas que no son tan saludables, romperá su idilio
con los azúcares que le prometieron la felicidad, saludará a los
hidratos de carbono por la noche y dará la bienvenida a las dietas
vegetarianas. Una apuesta transparente
por la educación que Aitor Sánchez completa cada semana en el programa ‘Esto me suena’ de RNE y en el espacio de La 2 ‘TIPS’.
dieta cojea’ es, en definitiva, un compendio de 19 apasionantes capítulos en los que el lector se
despedirá de aquellas carnes rojas que no son tan saludables, romperá su idilio
con los azúcares que le prometieron la felicidad, saludará a los
hidratos de carbono por la noche y dará la bienvenida a las dietas
vegetarianas. Una apuesta transparente
por la educación que Aitor Sánchez completa cada semana en el programa ‘Esto me suena’ de RNE y en el espacio de La 2 ‘TIPS’.