EXTRA!



Probablemente, la imagen de una
manzana de edificios rodeada por admiradores de Carlos Sadness
sea una excelente descripción de la magnitud de lo vivido el pasado viernes 16 de octubre en
la Sala Ocho y Medio de Madrid. El cantautor barcelonés, teloneado por un vibrante Amatria, ofreció un concierto clásico en las formas y rico en
contenido que colgó el cartel de entradas agotadas.


La fiesta colectiva fue
inaugurada con ‘Perseide’, perteneciente a su último lanzamiento, ‘La idea salvaje’, seguida por la más antigua ‘Celeste’ y la fuertemente vitoreada ‘El
gran momento’
. La energía del catalán fue un
continuo galope que contó con el apoyo del público desde el primer momento.
Resulta inevitable que el rap con rasgos folk que moldea toda la obra del artista nos remita a los temas más vitalistas de Delafé y las Flores Azules.

La andadura del también
ilustrador Carlos Sadness comenzó en el año 2006 cuando, a través de la red,
diseminaba sus primeros temas bajo el pseudónimo de Shinoflow. Ya en 2009, El País le nombró uno
de los rostros del año, para más tarde componer un tema del taquillero film español ‘Fuga de cerebros’
. Pese a la suavidad de su
estilo, el músico afirma haber tenido influencias de todos los géneros,
incluido el rock más oscuro.



Sin duda, el punto de inflexión
para el cantante llegó con la publicación en 2012 del álbum
‘Ciencias Celestes’, que
contó con las colaboraciones de populares artistas como
Zahara, Iván Ferreiro o
Bebe. Es en este trabajo donde vio la luz uno de sus temas más magnéticos y
optimistas,
‘Hoy es el día’, el cual reservó para el desenfrenado epílogo
del concierto madrileño.

Canciones divertidas como ‘Miss Honolulu’ o ‘Feria de botánica’ se intercalaron con otras más intimistas como
‘Días Impares’
o ‘Qué electricidad’, vibrante y victoriosa. El cantante quiso regalar varias canciones a
capella
 y sin micrófono que, previsiblemente, sólo pudieron disfrutar los
oyentes que ocupaban las primeras filas.
Ataviado con su eterno oukelele, Sadness se deshizo en halagos con el público madrileño del que dijo presumir en sus giras. Con delicada poesía y ritmos amables, el directo del
barcelonés calmó la sed de sus entusiastas admiradores
, con la duda de si los primerizos comulgaron con los benévolos sonidos del músico o esperaban
un directo más potente.