EXTRA!
A pesar de que ‘El corazón de las tinieblas’, del polaco Joseph Conrad, está considerado como uno de los grandes
clásicos de la literatura, lo cierto es que se trata de un libro complejo que cuenta uno de los
hechos más brutales en la historia de la humanidad y necesita ser
contextualizado. Así, la novela denuncia las atrocidades que el rey Leopoldo II de Bélgica cometió en el que denominó Estado Libre del Congo, territorio que previamente había conseguido gracias a su propaganda
civilizadora. Diez millones de seres humanos fueron
asesinados con el único motivo de su beneficio económico. Es la historia del
colonialismo, pero también del capitalismo desmedido. Y, desgraciadamente,
una problemática que no ha concluido. En la época de Leopoldo II, el objetivo eran
el marfil y el caucho; hoy en día es el coltán con el que se hacen los teléfonos
móviles que utilizamos.
su adaptación al teatro y la conexión con el espectador del siglo XXI todavía se
hace más ardua. El dramaturgo madrileño Darío Facal acierta de
pleno en su adaptación, que puede verse hasta el 13 de mayo en la sala verde de los Teatros del Canal. De este modo, recupera la historia del capitán Marlow y su viaje a través del río Congo en busca del misterioso Kurtz para
mostrar al espectador cómo la cultura occidental actual es producto de la
violencia colonizadora. El autor interpela al público para que se
pregunte con qué derecho intervenimos en el resto de países y a
qué precio.
atraviesa la historia: todos queremos creer que hacemos el bien, pero nos
cuesta reconocer hasta qué punto formamos parte de un sistema pervertido. Así, cuando Francis Ford Coppola decidió adaptar la novela
a la gran pantalla a finales de los años 70 en el mítico film ‘Apocalypse Now’, el escenario se trasladó a Vietnam debido a la despiadada guerra que
se estaba librando en este país asiático. Hoy en día podríamos hablar de
lo que está sucediendo en lugares como Siria.
innovadora puesta en escena – con el lenguaje habitual de Facal – que consigue adentrar al espectador en la atmósfera de un relato que,
a juicio del propio dramaturgo, presenta un relato de terror.
Así, los sonidos, la música en directo, la iluminación, la palabra y los numerosos documentos históricos que se van proyectando como telón de fondo logran acercar el mensaje y las palabras de Conrad al
espectador contemporáneo. Todo ello sirve para diseccionar las distintas formas
del mal desde el más firme compromiso social.
solvencia el peso del montaje de 90 minutos: Ernesto Arias, que encarna al protagonista de
la novela, Charles Marlow; Ana Vide, como la prometida de Kurtz y
representación de ese mundo occidental que prefiere mirar hacia otro lado, y KC Harmsen, que interpreta de un modo desgarrador al misterioso personaje de Kurtz.
externo, sino como un elemento que cada ser humano lleva en su interior, con lo que debe lidiar antes o después. El horror de lo sucedido en el Congo es el
horror de Leopoldo II, pero también el de Marlow, el de Conrad y el de todos
nosotros. En palabras del poeta y ensayista inglés John Milton, ‘todos los caminos me llevan al infierno.
Pero ¡si el infierno soy yo!, ¡si por profundo que sea su abismo tengo dentro
de mí otro más horrible!’. Sobrecogedor e ineludible.