El aclamado director griego
Yorgos Lanthimos tiene un don que pocos cineastas poseen, como es crear una
historia atípica con gran sencillez y un poso reflexivo que permanece en la
mente del espectador durante mucho tiempo. Sus indispensables obras ‘Canino’, ‘Alps’ o ‘Langosta’, que han desfilado por el circuito de festivales
internacionales más importante, hipnotizaron tanto a la crítica como a todos
aquellos amantes del cine de autor más puro gracias a imposibles puzles narrativos
que reclaman la participación del público. La taquilla de 2017 no
podía cerrarse sin la llegada de su último largometraje, ‘El sacrificio de un ciervo sagrado’, que llega a la cartelera española este viernes 1 de diciembre
para remover las conciencias de los más osados.
un reputado cirujano casado con una oftalmóloga, Anna (Nicole Kidman), con
quien ha formado una familia. De forma asidua recibe la visita de Martin (Barry
Keoghan), un adolescente de 16 años que ha perdido a su padre y que siente una
gran afinidad por el doctor. Su rutina se rompe cuando, de pronto, su hijo pequeño, Bob (Sunny Suljic), no puede andar. Nadie es capaz de explicar las
causas de tan fortuito daño, y todo se complica cuando su otra hija, Kim
(Raffey Cassidy), se ve en la misma situación. Es entonces cuando Steven se ve obligado a elegir entre realizar un sacrificio antinatural o perder todo lo que ha
conseguido hasta el momento.
toques fantásticos juega con un elemento narrativo clásico: la venganza. La
lista de películas que se rinden ante esta cuestión es prácticamente infinita,
pero en esta ocasión el autor añade un giro inesperado. La psicología de los personajes
revela una constante puesta a prueba de la moralidad con actos cada vez más
macabros, desesperados e impulsivos. No hay espacio para pensar en las
consecuencias, tomando un mayor protagonismo las causas por las que Steven y su
familia caen en un oscuro agujero negro del que sólo existen salidas atroces.
transcurren pausadamente pero dejando la sensación de que los acontecimientos
se agolpan de forma vertiginosa, sin dar respiro a un espectador hipnotizado
por las circunstancias, perplejo ante la angustia, las decisiones precipitadas,
sobrexpuesto por un humor de lo más ácido y, ante todo, por el
autocuestionamiento que el cineasta reivindica con una obra que no pasará desapercibida. Para ello exige que la mirada del público se encargue de
los juicios y la empatía, con especial ímpetu en escenas inolvidables, tal y como sucede en sus cintas anteriores.
elenco de lujo, con la presencia del actor Colin Farrell, que repite con el autor. Tras su experiencia en ‘Langosta’, el irlandés se mete en la piel de un personaje distante, frío e incapaz de exteriorizar sus pensamientos. Es cierto que este
tipo de papeles hacen brillar sus cualidades, en los que se aprecia su fuerte
exigencia para estar a la altura de las expectativas, muy al contrario de lo
que le ocurre en sus apariciones más comerciales. Por su parte, Kidman, siempre
perfecta, compensa con emotividad la oscura presencia de Steven gracias a una madre abstraída por el deterioro de sus pequeños, quienes realizan una excelente labor interpretativa.
lleva toda clase de alabanzas.
Inquietante, inocente, psicótico, vengativo y obsesivo, su perfil queda
perfectamente definido, eclipsando al resto del reparto, conducidos a un abismo sin retorno que
marcará sus vidas para siempre. Ante este infierno, la colaboración del
director de fotografía griego Thimios Bakatakis ha sido crucial. Irremplazable
en el equipo de Lanthimos desde su cortometraje ‘Uranisco disco’, su estética
ya es inconfundible. Austero, minimalista y con tendencia a congelar los
espacios con tonalidades azuladas e hirientes luces sobreexpuestas, su simpleza
y pulcritud habla por sí misma en una obra algo más arriesgada en movimientos
de cámara.
Cannes y Sitges, lo cierto es que ‘El sacrificio de un ciervo sagrado’ no es apta
para todo tipo de públicos, precisamente por el hecho de que no
todos los espectadores están preparados para asistir a una película en la que se requiere un esfuerzo poco habitual. Por suerte, el año 2017 termina por todo lo alto, con una
revisión de la moralidad del ser humano en momentos críticos. Cuando se
está a punto de perder todo, ¿es mejor vengarse, hacer
un sacrificio impensable o que muera todo cuanto se ha construido?