ATLÁNTIDA FILM FEST

Seis ediciones le han valido al Atlántida Film Fest para convertirse en el mayor festival de cine online del mundo, con más de 150.000 espectadores y el placer de estrenar en España títulos de grandes cineastas como Sarah PolleyXavier Dolan Michel Gondry. Una vez más, el evento enamora a multitud de suscriptores habituales de Filmin y a curiosos que apuestan por una cita que, por sólo 20 euros, permite el visionado de 81 títulos, del 26 de junio al 26 de julio, en la plataforma de cine. Como ya viene siendo tradición, cada viernes publicamos nuestra visión sobre las mejores cintas del festival. Os hablamos de las películas que hemos visto esta cuarta semana:

JUEGOS DE GUERRA
Bárbara Sarmentera
Land of the little people en Filmin

Tras su paso por numerosos
festivales europeos, Atlántida Film Festival estrena en España ‘Land of the little people’, un thriller dramático dirigido por el israelí Yaniv Berman. El film comienza
con cuatro niños – que rozan la adolescencia – cazando en el campo con
ballestas y arcos improvisados. Dejando de lado la inocencia propia de la edad,
llevan a los animales muertos a su refugio, una antigua base militar donde (según
ellos) reside un monstruo hambriento de sangre al que deben alimentar para no
ser devorados. Poco a poco, sus juegos van volviéndose más violentos y, tras
verse en la necesidad de defenderse de un grupo de chicos mayores, aparece
una pareja de soldados fugitivos que terminan desencadenando los instintos más
agresivos de los muchachos.

Una película fría y difícil de ver que puede recordar a
clásicos como ‘¿Quién puede matar a un niño?’, donde a pesar de la corta edad
cuesta empatizar con los personajes que se presentan a lo largo de sus 83 minutos. Sorprende la interpretación de unos jóvenes actores que
interiorizan a la perfección su papel a pesar de su juventud y la crudeza de sus papeles. Con un final
impactante, el espectador se rompe y cuestiona la facilidad con la que los
niños absorben y adoptan la violencia que les rodea
y la forma en la que la
sociedad cierra los ojos a los evidentes signos de atención que reclaman
constantemente.
 7/10.


LA INTENSIDAD DE LA ÚLTIMA MIRADA
Belén Calvín
The seasons in Quincy en Filmin
El 5 de noviembre es una fecha
que une a la actriz británica Tilda Swinton y al que fue uno de los mejores
críticos de arte del mundo, John Berger.
Ambos nacieron ese mismo día, aunque
con 34 años de diferencia. Se consideran almas gemelas. Apenas un
año antes del fallecimiento del crítico anglosajón, la famosa intérprete impulsó ‘The seasons in Quincy’, un documental que se ha convertido en el mejor tributo que
se le podía hacer. Así, la actriz se convierte en el hilo conductor de cuatro
cortos firmados por amigos del intelectual británico (Colin MacCabe,
Christopher Roth, Bartek Dziadosz y la propia Swinton) que acuden a una pequeña villa de los Alpes franceses, Quincy, donde
el escritor británico pasó sus últimos 30 años viendo el transcurrir de las
estaciones.

Concebidos como puros ejercicios de pensamiento visual,
entre conversaciones y actividades cotidianas se presentan pinceladas de un Berger
aún apasionado por los temas centrales de su carrera. El arte, la memoria y el
amor por la vida y la naturaleza sientan la base de un firme compromiso
político y social que se funde en un documental innovador y refrescante
que entusiasmará
a los seguidores de Berger y despertará la curiosidad del resto. El propio autor
decía que ‘la gente suele hablar de la frescura de la visión, de la intensidad
de ver algo por primera vez, pero la intensidad de ver algo por última vez es, creo yo, superior’. Y eso es ‘The Seasons in
Quincy’
, un acto de afecto y admiración de Tilda Swinton hacia la última,
lúcida y brillante mirada de un maestro.
 8/10.

LOS ERRORES DE LA PERFECCIÓN
David Molina
The fixer en Filmin

Radu es un periodista obsesionado
con ser el mejor.
Desde que el espectador le conoce, cronometrando los tiempos
de su hijo pequeño en la piscina donde nada, desea ahondar en un papel
magistralmente interpretado por el actor Tudor Istodor, premiado por este
trabajo en Les Arcs European Film Festival. El director rumano Adrian Sitaru
dirige ‘The fixer’, una cinta de 100 minutos en la que la sed por sobresalir del protagonista se expande cuando al medio en el que trabaja como becario llega la noticia
de que dos menores rumanas acaban de ser repatriadas a Rumanía tras ser
explotadas sexualmente en París. Desde ese momento, todo lo que Radu tendrá en
la cabeza será conseguir publicar un reportaje que le lleve a la gloria, ciego ante cómo la relación con su hijo se va a pique por sus manías.

Junto a dos compañeros de profesión, Radu mueve cielo
y tierra para conseguir entrevistar a una de las chicas sin plantearse si el
fin justifica los medios, eterno dilema de la profesión.
Presente en el
Festival de Cine de Toronto y en el Festival de Cine de Autor de Barcelona, ‘The fixer’ se pregunta hasta qué punto puede llegar alguien por un poco de
reputación. Una potente fotografía dirigida por Adrian Silisteanu, junto a la
cámara en mano, glorifican una historia en la que  se reflexiona sobre la familia, los medios de
comunicación y el tráfico de personas. Buscando la línea que separa la
cobertura informativa del simple morbo, la cinta realiza un acertado análisis
que arroja un poco de luz y fe en el ser humano en su desenlace.
 
8/10.


LA ENFERMEDAD COMO CANTO A LA VIDA
Estela Cayón
Corazones cicatrizados en Filmin

Con numerosos reconocimientos a sus
espaldas, como el Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de
Cine de Locarno
, ‘Corazones cicatricados’ es una coproducción rumano-alemana
que reflexiona sobre el sentido de la vida, la muerte, la enfermedad y la
fugacidad de la existencia.
Su director y guionista, Radu Jude, se basa
libremente en los textos del escritor rumano Max Blecher para presentar la
historia de un joven recluido en un sanatorio llamado Emanuel. Postrado en una
cama, este reducido lugar se convierte para él en un pequeño universo que condensa
todos los cuestionamientos humanos. ‘No hay nada más estúpido que el orgullo
del sufrimiento’, declara en una de las cuidadas escenas en las que las
disertaciones filosóficas se unen con la realidad más sórdida.



Con unas interpretaciones contenidas y espléndidas,
Lucian Teodor Rus e Ivana Mladenovic destacan en este film que puede
describirse como poético y absorbente. Un retrato de época que deja
entrever la realidad de la medicina en la Europa de los años 30 del pasado
siglo XX, así como el contexto político, con un creciente antisemitismo en todo
el continente. Filmada en 35 mm, la fotografía es otro de sus puntos fuertes, con
escenas que parecen cuadros, bellas por sí mismas, que transmiten la
desesperación del enfermo a la vez que se alzan como un canto a la vida.
 
7/10.
 

AMORES LÍQUIDOS, AMISTADES SUPERFLUAS
Sonia Dueñas
People that are not me en Filmin
En un mundo en el que la
tecnología domina a la sociedad y en el que las amistades se establecen a través de
redes sociales, no es descabellado que la juventud comience a tener problemas
para conocer a las personas en profundidad
, entablar una relación amorosa
estable o simplemente saber lo que quieren. Todo se complica en
una década que exige cada vez más de uno mismo a la vez que le impide sentir y respirar en libertad. Con esta premisa parte ‘People that are not me’, la ópera primera de la joven directora, productora y
guionista israelí Hadas Ben Aroya, siendo ella misma la protagonista de una
historia basada en las experiencias de su propio círculo de amigos que ha
desfilado por festivales internacionales como el de Mar de Plata, Taipei o
Bilbao.

Joy y un amigo deciden estrechar lazos con la promesa de
no enamorarse.
Sin embargo, ella se encuentra entre la espada y la pared ante
la necesidad de sentir a su lado a alguien especial y tratar de olvidar a su
exnovio, al que dejó. En plena crisis existencial, la protagonista
experimenta un auténtico caos entre sentimientos, inseguridades y arrebatos
pasionales. Los límites entre la amistad, el amor y las carencias se diluyen
cada vez más ante nuevas generaciones a las que les cuesta comprometerse. La
autora realiza un interesante debut en el que logra captar la atención del
espectador en 80 minutos que reflejan una realidad más familiar de lo que uno querría. 
7/10.