EXTRA!

Tulsa

Ni el frío ni los múltiples
eventos musicales que tuvieron lugar el pasado sábado 1 de diciembre en
Madrid desanimaron a los seguidores de Tulsa ante la celebración de su
fin de gira en la Sala Changó de la capital. Tras más de un año rodando por
ciudades y festivales de todo el país, Miren Iza y su banda pusieron el punto
final a una época que han calificado como centaura.


Tras la actuación de Ricardo Vicente como telonero, la formación comenzó la noche con la nostálgica ‘Bilbao’,
quizá con un poco menos de fuerza y garra de lo esperado. Le siguieron ‘La miel
que pudo ser’
o ‘Venda vendita venda’, pertenecientes también al último disco ‘Centauros’,
y precediendo a las conocidas ‘Gente común’ y ‘En tu corazón sólo hay sitio en
los suburbios’
, de ‘La calma chicha’ (2015), el álbum más alabado de Tulsa
hasta la fecha. El argumento amoroso, muchas veces bajo los tópicos del
tradicional amor romántico, se van colando por los vértices de una serie de
canciones que a ratos promueven la languidez y al momento siguiente claman por
una fortaleza individual sin cortapisas.

Superada su etapa de cantante folk, Tulsa oscila desde hace un tiempo en las aguas del pop con toques de
electrónica y es por ello que el protagonismo de la voz y personalidad de la
cantante guipuzcoana se diluye en ocasiones en favor de los teclados.
Sin
embargo, aún quedan ramalazos de la Miren Iza de los inicios. En canciones como ‘Gambetta’, del álbum ‘Los exiliados románticos’ (2016), los golpes de batuta
sobre el pie del micrófono despiertan al público como en un ritual tribal. Y,
con las primeras notas (o también golpes) de ‘Verano averno’, de la banda
sonora de ‘Ignonauta’ (2013), el público consigue oler el verano y sentir el
calor enlatado.

Tulsa en Madrid

Junto a Charlie Bautista
(guitarra, teclado, saxo y voz), Javier Carrasco (teclado), José Mora (bajo) y
Alex Moreno (batería), la cantante y compositora continuó con otros temas de su
último disco, como el dedicado a la pérdida y enfriamiento de las amistades, ‘Amiga’
,
la juguetona ‘Brancusi’, o la propia ‘Centauros’. También hubo tiempo para
temas más antiguos, como la norteña ‘Matxitxako’ del disco ‘Espera la pálida’ (2009), en la que vislumbramos tintes autobiográficos, seña de identidad de las
canciones de la compositora vasca.
Tras más de 16 años de carrera, Tulsa
deleitó al público con un concierto que pone punto final a la presentación de
un álbum dedicado a esos seres mitológicos mitad humanos, mitad equinos, y con
el que la artista declaró estar intentando apartarse del yo



Para los bises
finales optó por llevar a escena los himnos más coreables en los que el
público se entregó fácilmente. Para la conocida
‘Oda al amor efímero’ (‘Los
exiliados románticos’
, 2016), se subió al escenario Christina Rosenvinge,
colaboradora de lujo.
Tras este momento álgido, le llegó el turno a
‘Los
amantes del puente’
y, como broche final, el grupo tocó ‘Atalaya’, una enérgica
oda al empoderamiento.