EXTRA
La década de los 60 se
abría paso en plena Guerra Fría, una época en la que la justicia intentaba
cerrar un capítulo nefasto castigando los crímenes perpetrados por el nazismo,
mientras surgían vagas ilusiones en una sociedad que comenzaba a
recuperarse del daño causado por los conflictos mundiales. Se alzaba una
segunda oleada de feminismo, las semillas del movimiento hippie habían tomado tierra, el baby boom rejuvenecía a un mundo
devastado y, al mismo tiempo, un pequeño barrio de la ciudad británica de
Liverpool presenciaba cómo cuatro jóvenes conseguían
elevar el nombre de su población hasta el estrellato. Los Beatles marcaron un
antes y un después en la historia de la música.
Como nunca es suficiente, el oscarizado director estadounidense Ron Howard presenta ‘The Beatles: eight days a week’, un documental que se estrenó a nivel mundial el pasado jueves 15 de septiembre y que se concibió para permanecer en cartelera durante ocho días pero que, debido a su éxito global, continuará en salas. Se trata de la primera producción autorizada tras la separación
del cuarteto en 1970, contando con el beneplácito de Paul
McCartney y Ringo Starr, que participan activamente en el metraje, con el
apoyo de Yoko Ono y Olivia Harrison, las viudas de John Lennon y George Harrison, La cinta lleva a cabo un repaso por la trayectoria del grupo inglés entre 1962 y 1966, haciendo
especial hincapié en el trepidante ritmo de vida que llevaron desde sus inicios
en el club The Cavern o en su primera incursión en televisión a través del show de
Ed Sullivan, hasta su último directo en San Francisco tras extensas giras en las
que llenaron gigantescos estadios.
del cuarteto en 1970, contando con el beneplácito de Paul
McCartney y Ringo Starr, que participan activamente en el metraje, con el
apoyo de Yoko Ono y Olivia Harrison, las viudas de John Lennon y George Harrison, La cinta lleva a cabo un repaso por la trayectoria del grupo inglés entre 1962 y 1966, haciendo
especial hincapié en el trepidante ritmo de vida que llevaron desde sus inicios
en el club The Cavern o en su primera incursión en televisión a través del show de
Ed Sullivan, hasta su último directo en San Francisco tras extensas giras en las
que llenaron gigantescos estadios.
Cada imagen de la
banda viene acompañada por miles de fans enloquecidas que gritaban solapando
las voces del cuarteto. No había precedentes y no estaban preparados para
recibir aquel baño de multitudes que enloquecían con cada uno de sus
movimientos de cabeza. Resulta inevitable sonreír ante
hombres de seguridad trabajando hasta la extenuación para controlar a la masa y madres proporcionando pañuelos a sus desconsoladas hijas. A esas vivencias se
suman los testimonios de las actrices Sigourney Weaver y Whoopi Goldberg, del cantante
Elvis Costello y del periodista Jon Savage, que tratan de explicar el
cambio de mentalidad que supuso la llegada de aquellos jóvenes rebeldes con
melodías pegadizas. A estas alturas, el trabajo de Howard no
descubre nada nuevo, algo que no impide el disfrute de un largometraje dinámico, entrañable y divertido, sobre todo por las descaradas declaraciones de cada uno de los componentes en diferentes entrevistas y
conferencias.
banda viene acompañada por miles de fans enloquecidas que gritaban solapando
las voces del cuarteto. No había precedentes y no estaban preparados para
recibir aquel baño de multitudes que enloquecían con cada uno de sus
movimientos de cabeza. Resulta inevitable sonreír ante
hombres de seguridad trabajando hasta la extenuación para controlar a la masa y madres proporcionando pañuelos a sus desconsoladas hijas. A esas vivencias se
suman los testimonios de las actrices Sigourney Weaver y Whoopi Goldberg, del cantante
Elvis Costello y del periodista Jon Savage, que tratan de explicar el
cambio de mentalidad que supuso la llegada de aquellos jóvenes rebeldes con
melodías pegadizas. A estas alturas, el trabajo de Howard no
descubre nada nuevo, algo que no impide el disfrute de un largometraje dinámico, entrañable y divertido, sobre todo por las descaradas declaraciones de cada uno de los componentes en diferentes entrevistas y
conferencias.
Algunas de sus palabras causaron algún que otro revuelo, ocasionándoles más de un
disgusto en su conquista del mercado estadounidense, pero John, Paul, George y
Ringo eran más maduros de lo que hacían creer. En años de inestabilidad
social y racismo, la banda se negó a tocar en un estadio en el que se pretendía permitir la entrada en función de la raza. Un acto
de valentía que les pudo costar el repudio de los grupos más
conservadores, que parecían buscar cualquier excusa para fomentar una imagen de
ellos un tanto perversa. En sus 110 minutos de duración, también
tienen peso el manager Brian Epstein y su mano derecha, el
productor George Martin, principales apoyos y visionarios de un grupo que
cosechó incontables reconocimientos y ganancias.
disgusto en su conquista del mercado estadounidense, pero John, Paul, George y
Ringo eran más maduros de lo que hacían creer. En años de inestabilidad
social y racismo, la banda se negó a tocar en un estadio en el que se pretendía permitir la entrada en función de la raza. Un acto
de valentía que les pudo costar el repudio de los grupos más
conservadores, que parecían buscar cualquier excusa para fomentar una imagen de
ellos un tanto perversa. En sus 110 minutos de duración, también
tienen peso el manager Brian Epstein y su mano derecha, el
productor George Martin, principales apoyos y visionarios de un grupo que
cosechó incontables reconocimientos y ganancias.
Tras una última gira de 160
conciertos sin descansos, seguridad ni medios técnicos adecuados, el grupo decidió terminar con sus directos
para encerrarse en el estudio. Ese ambiente magnético de creatividad y
frescura aporta las últimas pinceladas de un documental que traslada al espectador a la mítica azotea de los
estudios de Apple Corps de Londres, donde el cuarteto entonaba ‘Don’t let me down’, despidiéndose de unos años irrepetibles. No obstante, tras los créditos se esconde una sorpresa para los más nostálgicos: el concierto del 15 de agosto de 1965 en el
Shea Stadium de Nueva York. De los 50 minutos de la grabación original se incluyen
30 inéditos en resolución 4K en los que el sonido se ha pulido hasta prácticamente
palpar sus voces, dejando a 56.000 personas de fondo mientras suenan ‘Twist and
shout’, ‘Can’t buy my love’, ‘Ticket to ride’ o ‘Help!’, temas que forman parte
de una banda sonora que acompaña al resto de la cinta. Un documento
inédito que sólo estará disponible durante su exhibición en salas.
conciertos sin descansos, seguridad ni medios técnicos adecuados, el grupo decidió terminar con sus directos
para encerrarse en el estudio. Ese ambiente magnético de creatividad y
frescura aporta las últimas pinceladas de un documental que traslada al espectador a la mítica azotea de los
estudios de Apple Corps de Londres, donde el cuarteto entonaba ‘Don’t let me down’, despidiéndose de unos años irrepetibles. No obstante, tras los créditos se esconde una sorpresa para los más nostálgicos: el concierto del 15 de agosto de 1965 en el
Shea Stadium de Nueva York. De los 50 minutos de la grabación original se incluyen
30 inéditos en resolución 4K en los que el sonido se ha pulido hasta prácticamente
palpar sus voces, dejando a 56.000 personas de fondo mientras suenan ‘Twist and
shout’, ‘Can’t buy my love’, ‘Ticket to ride’ o ‘Help!’, temas que forman parte
de una banda sonora que acompaña al resto de la cinta. Un documento
inédito que sólo estará disponible durante su exhibición en salas.
‘The Beatles: eight
days a week’ no deja de ser otro bonito homenaje que ofrece un suculento extra mientras recuerda una época muy distinta a la actual, algo que disfrutarán tanto quienes vivieron aquel
panorama musical tan visionario como las nuevas generaciones que tienen la oportunidad de revivir un fenómeno extraordinario. El paso
del tiempo puede hacer que muchos detalles del pasado se pierdan, pero, por
suerte, aún queda suficiente material para recrearse con aquel inimitable
cuarteto de Liverpool que marcó un antes y un después en un mundo inestable que necesitaba un soplo de aire fresco.
days a week’ no deja de ser otro bonito homenaje que ofrece un suculento extra mientras recuerda una época muy distinta a la actual, algo que disfrutarán tanto quienes vivieron aquel
panorama musical tan visionario como las nuevas generaciones que tienen la oportunidad de revivir un fenómeno extraordinario. El paso
del tiempo puede hacer que muchos detalles del pasado se pierdan, pero, por
suerte, aún queda suficiente material para recrearse con aquel inimitable
cuarteto de Liverpool que marcó un antes y un después en un mundo inestable que necesitaba un soplo de aire fresco.