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El Nuevo Teatro Alcalá de Madrid se tiñe de rosa inaugurando la nueva temporada del teatro musical. Tras verse en lugares como Londres, Sidney, Estocolmo y Nueva York, ‘Priscilla, el musical’ llega a la capital con fuerza y dispuesta a arrancar carcajadas y aplausos al ritmo de las canciones más bailables de las últimas décadas. 


Inspirado en la película de 1993 de Stephan Elliott, el montaje narra la historia de tres drag queens que se enfrascan en la aventura de viajar en un extravagante autobús a través del desierto, desde Sidney hasta Alice Springs, viéndose obligadas a convivir para ofrecer una actuación al otro lado del país. La travesía por las llanuras se convierte en un despliegue moral y musical que estrecha la relación entre unos personajes que sirven para reflexionar sobre el fracaso, la aceptación y la búsqueda de la felicidad.


Mariano Peña (‘Aída’) se mete en la piel de Bernadette, un transexual cuyo único objetivo es estar acompañado y disfrutar de cada minuto como si fuera el último; Jaime Zatarain (‘Mamma Mia’) es Tick, un hombre de mediana edad que sólo ansía encontrarse consigo mismo; y Christian Escuredo (‘Sonrisas y lágrimas’) es Felicia, un joven cegado con la impertinencia de aquel que quiere comerse el mundo. Los tres tejen su historia en un montaje con dirección original de Simon Phillips y Dean Bryant, adaptación de Miguel Antelo, dirección musical de Manu Guix y dirección artística de Ángel Llàcer.



El estreno musical más ambicioso de la temporada cuenta con 40 artistas en escena, 500 trajes, 200 pelucas, 9 músicos para 16 instrumentos y un autobús real totalmente robotizado de cinco toneladas de peso. Uno de los secretos de la obra son las máscaras realizadas con moldes a modo de maquillaje, ya que no hay tiempo para realizar los cambios de caracterización entre escenas, consiguiendo que los actores se transformen en menos de 15 segundos. Con una puesta en escena apabullante y la compañía de Priscilla, la caravana destartalada y tuneada, el espectáculo refleja en el escenario la belleza de la exaltación.


La producción española es la misma que el público pudo disfrutar en el West End y en Broadway, y la mayoría de los temas se interpretan íntegramente en su idioma original pese a haberse traducido algunas estrofas para que el espectador entienda lo que ocurre en escena. El público se ve contagiado por el buenrollismo de composiciones que marcaron una época, como ‘Strong enough’, ‘It’s raining men’ o ‘Like a virgin’, recordando los himnos que se convirtieron en hitos de una profesión que sigue luchando por obtener el respeto que se merece.


‘Priscilla, el musical’ puede disfrutarse del 2 de octubre al 30 de noviembre en Madrid, con la intención de que la obra se represente en España durante, al menos, tres temporadas y prorrogando en función de la respuesta del público. Teniendo en cuenta la fuerza con la que ha aterrizado en la ciudad, el triunfo de la producción es sólo cuestión de tiempo.