EXTRA!
En
los últimos tiempos, parece que Asia intenta acercarse cada vez más al cine
negro y siempre con éxito. Corea del Sur fue uno de los primeros países en
presentar grandes obras policíacas que han quedado en la memoria de muchos
cinéfilos, y China ha decidido no quedarse atrás en esta nueva moda. Un ejemplo
más de ello lo tenemos en la cartelera española a partir del viernes 3 de octubre con
‘Black Coal’, el segundo largometraje del director Diao Yinan. Un reconocido trabajo que
consiguió el Oso de Oro a la mejor película en la última edición del Festival
de Berlín.
Zhang Zili (Liao Fan) es un policía que
investiga un extraño asesinato cuando varios miembros amputados de una víctima aparecen
en unas minas de carbón. Sin gran evolución en el asunto, el detective
acaba sumergido en un laberinto sin salida que decide abandonar. Años después, ya alejado de su trabajo, se encuentra en plena crisis, desamparado
y con una adicción al alcohol. En su camino vuelve a cruzarse aquel caso sin resolver
por Wu Zhizhen (Lun Mei Gwei),
pero, esta vez, Zili ya no
tiene nada que perder, dándose la posibilidad de poder llegar al fondo del asunto.
investiga un extraño asesinato cuando varios miembros amputados de una víctima aparecen
en unas minas de carbón. Sin gran evolución en el asunto, el detective
acaba sumergido en un laberinto sin salida que decide abandonar. Años después, ya alejado de su trabajo, se encuentra en plena crisis, desamparado
y con una adicción al alcohol. En su camino vuelve a cruzarse aquel caso sin resolver
por Wu Zhizhen (Lun Mei Gwei),
pero, esta vez, Zili ya no
tiene nada que perder, dándose la posibilidad de poder llegar al fondo del asunto.
Posiblemente
no muestre con plenitud la magia que posee el thriller asiático, o tal vez su trama no llame en absoluto la
atención, pero la interpretación de sus actores y la atmósfera que despliega hace que cada escena lleve escrita la palabra éxito. Liao Fan se lleva todo el
mérito posible representando al típico héroe perdido, en crisis, solitario y frío. No tan
soberbia resulta su compañera de reparto, Mei
Gwei, con un personaje algo más insulso y sin apenas dificultad, que
únicamente brilla cuando la vemos acompañada del actor en pantalla.
no muestre con plenitud la magia que posee el thriller asiático, o tal vez su trama no llame en absoluto la
atención, pero la interpretación de sus actores y la atmósfera que despliega hace que cada escena lleve escrita la palabra éxito. Liao Fan se lleva todo el
mérito posible representando al típico héroe perdido, en crisis, solitario y frío. No tan
soberbia resulta su compañera de reparto, Mei
Gwei, con un personaje algo más insulso y sin apenas dificultad, que
únicamente brilla cuando la vemos acompañada del actor en pantalla.
Por
desgracia, el cine asiático siempre será demasiado lento para el público que
está acostumbrado al producto hollywoodiense y, en este caso, la cinta no se
libra de esta pequeña ‘maldición’ occidental. Con una narración inteligente a
modo de puzzle, el guión se salta todo tipo de convencionalismos propios del
cine negro. Su lentitud se compensa con
la incertidumbre y los giros argumentales, a excepción del final, que
parece poco satisfactorio tras ver la trayectoria que los países asiáticos están presentando en los últimos tiempos.
desgracia, el cine asiático siempre será demasiado lento para el público que
está acostumbrado al producto hollywoodiense y, en este caso, la cinta no se
libra de esta pequeña ‘maldición’ occidental. Con una narración inteligente a
modo de puzzle, el guión se salta todo tipo de convencionalismos propios del
cine negro. Su lentitud se compensa con
la incertidumbre y los giros argumentales, a excepción del final, que
parece poco satisfactorio tras ver la trayectoria que los países asiáticos están presentando en los últimos tiempos.
El director Dong
Jingsong se encarga de un trabajo fotográfico que resulta
impecable. El ambiente se muestra gélido, silencioso, marcado principalmente
por los blancos y amarillos, y en fuerte contraste con el rojo que los
protagonistas intentan rescatar al buscar cierto calor humano, personal. Con un
acercamiento a una tierra claustrofóbica, Yinan
es otro cineasta más que se suma a la lista de autores que intentan representar
la otra cara de China, la gran desconocida.
Jingsong se encarga de un trabajo fotográfico que resulta
impecable. El ambiente se muestra gélido, silencioso, marcado principalmente
por los blancos y amarillos, y en fuerte contraste con el rojo que los
protagonistas intentan rescatar al buscar cierto calor humano, personal. Con un
acercamiento a una tierra claustrofóbica, Yinan
es otro cineasta más que se suma a la lista de autores que intentan representar
la otra cara de China, la gran desconocida.
Asia
sigue maravillando a los grandes cinéfilos. ‘Black Coal’ es un ejemplo más de ese otro cine al que
pocos están acostumbrados. La delicadeza en su tratamiento hace que la tristeza y la frialdad desplieguen su propia belleza oculta. Diao Yinan consigue un thriller inteligente bañado por una atmósfera que merece toda
alabanza y unos héroes que se ven arrastrados, sin remedio, por el resto de la
sociedad china. Una exquisita joya para aquellos que saben apreciar los pequeños
detalles.
sigue maravillando a los grandes cinéfilos. ‘Black Coal’ es un ejemplo más de ese otro cine al que
pocos están acostumbrados. La delicadeza en su tratamiento hace que la tristeza y la frialdad desplieguen su propia belleza oculta. Diao Yinan consigue un thriller inteligente bañado por una atmósfera que merece toda
alabanza y unos héroes que se ven arrastrados, sin remedio, por el resto de la
sociedad china. Una exquisita joya para aquellos que saben apreciar los pequeños
detalles.