EXTRA!

El
ser humano está creado para amar. O, al menos, así debería ser si no viviésemos en una sociedad en la que se nos premia, cada vez más, por cerrarnos en nosotros
mismos, escondiendo el amor que nos tenemos. Tanto
las pequeñas como las grandes historias de amor necesitan personas abiertas,
sin miedos, con ganas de vivir la vida como nos merecemos, ya que, como se suele decir, los trenes pasan
y no vuelven.
Este
es el argumento principal con el que nos embauca la directora, cantante, coreógrafa, guionista, productora,
diseñadora y todo lo que uno se puede imaginar que precisa una función, 
Roma Calderón. Artista camaleónica, despliega todo su talento sobre las tablas del madrileño Nuevo Teatro Alcalá hasta
el 15 de noviembre con ‘The Lovers’, una producción que el público puede ver cada sábado a las 23.30 h.
La actriz protagoniza lo que se conoce desde los años 60 como un one-person show: un
espectáculo que presenta a un comediante o actor que entretiene al público con
la única compañía de instrumentos, disfraces, luces y la originalidad de cada
uno. Partiendo de este formato, los
espectadores conocen la vida de una mujer que va pasando por diferentes etapas, desde la inocente juventud hasta la madurez en la que se encuentra. Roma Calderón presenta sus fases con la ayuda de sus amantes, las personas que la han hecho llegar hasta donde está.



Un
discurso inteligente que no dejará indiferente a nadie con sus historias de
encuentros fortuitos, roles amorosos, cruces y diferentes técnicas de seducción que llevará a los espectadores de viaje en el tiempo
, a
recordar sus momentos más lamentables, humorísticos e incluso los más bonitos. Al
fin y al cabo, sin la suma de todos ellos no seríamos hoy quienes somos. ¿Quién no se ha preguntado alguna vez qué habría pasado si…? ¿En qué habría
cambiado su vida ahora?

Un pequeño musical canalla con una llamativa estética pin-up donde el directo es el mejor amigo de
una protagonista que conoce a la perfección sus puntos fuertes: físico,
humor, inteligencia, baile y, sobre todo, música.
Con la ayuda de un loop
station
es capaz de crear melodías y bases con su voz como único instrumento
en forma de bucle. Así, aunque la situación sea irrisoria,
sorprende con su originalidad y llega a sobrecoger con su fuerza, color y
precisión en la parte más notoria de la performance cabaretera, cuando demuestra sus dotes vocales.
El
buen rollo, la capacidad de hacer que el público interaccione y un guión nada
encorsetado se ven interrumpidos por 15 minutos de un intermedio seguramente imprescindible para la
recuperación de la artista y que, sin embargo, supone un enfriamiento de la
acción desde el patio de butacas. Seguramente esa sea la única pega que
se le puede poner a un monólogo diferente y embaucador que merece la
pena disfrutar.