EXTRA!
La Fura dels Baus lleva 40 años desarrollando un lenguaje, estilo y estética propia ante la que
millones de espectadores se han rendido en miles de representaciones por
todo el mundo.
La compañía, que se caracteriza por explotar la idea de espectáculo total, ha encontrado en la puesta en escena operística un
territorio perfecto para desarrollar su creatividad. 
La que muchos
consideran la obra más popular del siglo XX, ‘Carmina Burana’ de Carl Orff, regresa del 12 al 30 de junio al Teatro Calderón de Madrid. El montaje, de 80
minutos, arranca con el célebre himno ‘O Fortuna’, con el que también concluye.

Basado en 24 poemas a
partir de textos del siglo XIII que hablan del placer terrenal de vivir, del
vino, del amor y las mujeres, La Fura dels Baus replantea el papel de los cantantes, actores y coro a través de impactantes
proyecciones escénicas en las que elementos como el agua y la luna remiten al
goce de los placeres terrenales,
siempre con una
mirada crítica hacia los estamentos sociales y eclesiásticos de la época.

Pese al posible
prejuicio de los que sostienen que ‘Carmina Burana’ debe programarse sin
envoltorio, como una cantata de concierto, se debe calificar de
acierto tanto la idea visual de la compañía catalana como la
elección de sus solistas, que además de brillar como cantantes realizan un
complejo trabajo actoral, entre paseos por la platea y números trepidantes. 
La provocación característica de La Fura se traduce en las fragancias primaverales con las que
se rocía al público y los litros de agua que reciben las primeras filas
en un
espectáculo que ya han visto más de 250.000 personas. El maquillaje, básico pero con rasgos fuertes, encaja bien con un
vestuario sin pretensiones.

Además de la
maravillosa orquesta, que se encuentra envuelta durante toda la representación
por un cilindro de diez metros de diámetro en el que se proyectan imágenes de cascadas, deshielo y éxtasis florales, el coro lleva
a cabo una labor esencial como extensión de los solistas de la que salen
victoriosos
, a pesar de la dificultad añadida de cantar divididos por la imponente
orquesta.


Escenas como la de la
vendimia, con Luca Espinosa sumergida en un taque de agua y un grupo de ninfas a su alrededor, o la magnífica
concepción escénica y musical de ‘Tempus es iocundum’, con la soprano Amparo
Navarro desplazándose en grúa y el contratenor Lluis Frigola dándole la
réplica,
hacen de esta versión un acierto absoluto.
Los efusivos aplausos
con los que el público reconoce el trabajo del amplio equipo humano (más de
100 artistas) del espectáculo dirigido por Carlus Padrissa demostraron que la
grandeza de la pieza de Carl Orff está más viva que nunca. Una experiencia
irrepetible de notable riqueza rítmica y admirable impacto visual.