
Coches
espectaculares de alta gama, velocidad, adrenalina y persecuciones. ¿Qué más se
puede pedir a una película de entretenimiento y consumo trivial al más puro
estilo hollywoodiense? A partir del
viernes 4 de abril, la cartelera española recibe el último trabajo del director
estadounidense Scott Waugh, ‘Need for Speed’, que, como su propio nombre
indica, se basa en la saga de videojuegos de carreras automovilísticas.
este tipo de cine es típico ver cómo la trama se resiente a favor de la
acción, el elemento fundamental y, en este caso, no estamos ante una
excepción. El mecánico Tobey Marshall (Aaron
Paul) es culpado injustamente de la muerte de uno de sus mejores amigos
durante una desafío improvisado con el antagonista de la cinta, el pretencioso Dino Brewster (Dominic Cooper). Tras
salir de la cárcel, el protagonista buscará venganza. Acompañado por la
atractiva copiloto Julia (Imogen
Poots), se dirigirá a la
arriesgada competición clandestina De León, la liga de campeones.
famoso actor de la galardonada serie ‘Breaking Bad’, Aaron Paul, es uno de los
puntos clave del film con una
interpretación que no parece suponerle ningún reto comparado con sus
anteriores trabajos. Pese a que se mete en la piel de un personaje cliché que apenas se ha sabido explotar, el intérprete consigue sacarle el máximo partido posible. A pesar del mérito que supone,
probablemente estemos ante uno de los papeles que pasen más desapercibidos en su
trayectoria.
grata sorpresa es Imoge Poots, que
aun teniendo entre manos el manido papel de chica guapa que no suele despertar
mucha simpatía hasta quedar relegado al romanticismo absurdo, aporta un toque divertido a la trama
con gran naturalidad. Por el
contrario, Dominic Cooper no se ajusta
en absoluto a su rol de malvado. En ningún momento se muestra convincente
ni resuelto, con falta de carisma e intimidación, por lo que resta calidad al largometraje.
Dentro del reparto secundario destaca el aclamado actor Michael Keaton, que inexplicablemente realiza una actuación totalmente desaprovechada.

La
sencillez de la historia resulta inenarrable, pero no estamos ante un film en el que eso sea demasiado
importante. La sed de venganza sirve de eje argumental, acompañado de un
suave romance excesivamente evidente. Dejando eso a un lado, la labor
técnica es la verdadera protagonista. La experiencia de Waugh como especialista se hace visible
en cada una de las escenas de acción, con
un montaje rebosante de adrenalina, un sinfín de efectos generados por ordenador y secuencias grabadas
con un gran número de cámaras para otorgar mayor realismo.
obstante, tan meticuloso trabajo se ve
desmerecido por una desacertada banda sonora. Acostumbrados
al deleite musical que suele traer consigo el mundo del tunning, en donde el sonido impulsa por completo la viveza visual,
la película pierde intensidad en sus momentos cumbre, llegando a ser extremadamente
lineal.
hollywoodiense insulso, pero efectivo como entretenimiento y, ante
todo, atractivo visualmente para los amantes de los coches fastuosos y la
velocidad.