Atlántida Film Fest

Una pareja de jóvenes forajidos, Bob (Casey Affleck) y Ruth (Rooney Mara), son detenidos en el Texas de los años 70 tras un tiroteo. Él, condenado a
prisión, y ella, libre y embarazada, prometen esperarse más allá del paso del tiempo y de las circunstancias.
Años después, Bob intentará recuperar aquel pasado a pesar de que todo haya cambiado. Así es ‘En algún lugar sin ley’.


David Lowery, director y guionista, sorprende con una obra que
brilla más por la forma que por su contenido. Una historia con personajes
al más puro estilo ‘Bonnie and Clyde’ que
bebe de la esencia del director estadounidense Terrence Malick.
En su
objetivo destacan los intensos silencios y los planos largos, manteniendo firme la mirada del
espectador durante sus 90 minutos.

Un reparto de primera completa la visión de un autor que brinda la posibilidad de
profundizar en sus personajes. Rooney
Mara
, que ya sorprendió con su cambio radical en la adaptación cinematográfica de ‘Los hombres que no amaban a las mujeres’, destaca entre sus compañeros de largometraje, demostrando mesura en sus diálogos y fuerza en sus gestos. Casey Affleck, por su parte, se mete con corrección en la piel de un hombre duro con corazón. Sorprende, del mismo modo, el secundario Ben Foster,
golpeado por una bala que marca su evolución como personaje.


En la producción brilla la majestuosa fotografía de Bradford Young, premiada en el Festival de Sundance. La cinta cuenta con una luz cruda equivalente al paraje rudo en
el que transcurre la historia gracias, en parte, a la utilización de la luz
natural, muy en la línea del Malick de ‘El árbol de la vida’. 



El Atlántida Film Festival clausura esta edición con una pequeña joya nominada a mejor película en los Premios Gotham. Un melodrama criminal que se convierte en la guinda de un festival en el que se han podido ver algunos de los proyectos de autor más interesantes de los últimos tiempos.