Atlántida Film Fest



Larry Clark sigue siendo uno de los directores de referencia del cine independiente gracias al éxito de su segundo largometraje, ‘Kids’. Sin embargo, el creador ha repetido la misma fórmula una y otra vez sin lograr destacar en trabajos posteriores en los que sus personajes apenas evolucionan y las historias siguen un idéntico patrón. Adolescentes problemáticos que empiezan a jugar con las drogas, el alcohol y el sexo, enfrentándose al mundo y a sus padres como si tuvieran que escapar de una cárcel hasta acabar asumiendo que deben convivir con las normas.


La quinta edición del Atlántida Film Fest presenta su última película, ‘The smell of us’, una fotocopia de su mítica obra con una visión renovadora y, sobre todo, reflexiva. Ante la nueva era de la tecnología, los jóvenes ya no se comportan como hace 20 años. Manteniendo elementos como la familia disfuncional, la búsqueda de la libertad, el rechazo a la autoridad, la rebeldía con las nuevas experiencias, los narcóticos, la prostitución y la marginalidad, su trama se vuelve más provocadora, profundizando en la homosexualidad, el dinero fácil y los sentimientos encontrados. 


Una plaza de París es el nuevo escenario de Clark, donde varios adolescentes disfrutan de su monopatín. Tras ese alegre y soleado ambiente, algunos prefieren esconderse en los rincones, acompañando a vagabundos y dejándose llevar por el transcurso del tiempo en la oscuridad, a la sombra de la sociedad, sucumbiendo al aburrimiento y la desgana. Sus coqueteos con sustancias nocivas son sólo el primer paso para quienes no quieren madurar pero desean entrar en el mundo adulto lo más rápido posible, ocultando problemas realmente serios y trastornos que requerirían de la ayuda de profesionales.



Nada importa. Math (Lukas Ionesco) aprovecha su belleza angelical para controlar todo lo que le rodea y ganar algo de dinero. Nadie ve su lado más siniestro, lo que esconde dentro de su casa. J.P. (Hugo Behar-Thinières) le acompaña en sus andanzas por el amor que siente. Ambos venden su cuerpo a través de la red, consiguiendo clientes repulsivos, ancianos pedófilos y solitarios con parafilias repugnantes que convierten al protagonista en un simple objeto.  


El afamado actor Michael Pitt es el primero en aparecer ante la cámara. Deambulando por las calles, guitarra en mano y con un aspecto demacrado, entona su rasgada voz como contrapunto a la música electrónica del dubstep. El director consigue fusionar ambos estilos a la perfección sin que nos percatemos del cambio, convirtiéndolo en un telón de fondo sin aparente protagonismo. La banda sonora completa escenas perturbadoras (en diversos formatos) en las que el sexo es explícito, violento y sin delicadeza. Clark sabe la repulsión que generan, motivo que le sirve para recrearse. Así es como vemos a un hombre repugnante lamer los pies de Math hasta lograr que el espectador aparte la mirada en los minutos más largos de la cinta.


Ionesco controla cada uno de sus movimientos con profesionalidad, realizando una brillante interpretación a pesar de su juventud. Un chico sin aspiraciones que despierta el deseo en todos los que le conocen, incluida su madre, y que consigue todo con facilidad. Dos décadas después de ‘Kids’ vemos que la figura paterna ya no importa y que todo lo que rodea al grupo es puro vacío llevado a la autodestrucción. Homoerotismo, gratuidad y extravagancia conforman las claves de un trabajo repleto de suciedad en el que los patrones son modificados. Ya no hay reglas ni cárceles, tan sólo el tiempo entre las manos y unos actos de los que en el futuro se arrepentirán6,5/10.