
Las
escapadas culinarias son siempre un acto social del que se espera un toque
diferente: en cada comida o cena fuera de casa se busca la chispa de ese plato
predilecto difícil de preparar, los aires de innovación de una cocina ajena, un
entorno agradable o alguna actividad que acompañe la degustación. Pocos lugares
lo ofrecen todo a la vez, siendo aquellos que disponen del pack completo los que crean
una experiencia única. Ese
paquete de vivencias es la propuesta principal de La Gabinoteca, un
pub-restaurante cercano al Paseo de la Castellana, a la altura de Gregorio Marañón.
Esta singular gastroteca se jacta de apostar constantemente por la novedad en
sus platos, con una carta que se reinventa parcialmente cada mes, y su apuesta por los monólogos y la música en directo.
10 años de experiencia, este local situado en una plazoleta
creada en la confluencia de las calles Fernández de la Hoz con Bretón de los
Herreros se renueva en cada una de sus facetas. La
capacidad de inventiva de sus dueños no parece tener límite, llegando al punto
de actualizar cada mes la decoración del espacio. El
atrezzo es, de hecho, uno de los principales cambios de un aniversario en el que apuestan por los siete pecados capitales para vestir los
muy diversos rincones de este restaurante de dos plantas. Así, por ejemplo, la
pereza postfiestera de enero llenó de relojes y almohadas las paredes,
mientras que febrero trajo la lujuria de San Valentín al espacio, para dejar paso a la ira
y la soberbia en marzo y abril, rematando este mes de mayo con la gula.
temática se traslada a los platos, con ensaladas o postres
deconstruidos, o más bien por construir, que llegan a la mesa a medio montar
para que sea el comensal el que juegue con el emplatado. Así, la NO auténtica
ensalada César se nos presenta en una maceta con unas tijeras de podar, mientras que el postre Juan Palomo brinda una caja de herramientas e
ingredientes para pintarlo a nuestro gusto sobre el plato. Cada propuesta es una gran sorpresa que juega con los sentidos y deja
perplejo, así como una gran excusa para charlar, reír y desde luego gozar.
Porque con la comida de La Gabinoteca se goza y mucho: no hay plato flojo, sea o no algo que ya hayamos probado antes.

tremendo toque de sabor y frescura gracias a la base de romero, y la tortilla
de boletus se reinventa en una finísima capa de huevo ligeramente cuajado y
sazonada con setas. Toda la carta juega al misterio y a la irreverencia, desde
el nombre a la puesta en escena, pero sorprende todavía más en el paladar.
Irresistibles las carrilleras glaseadas con puré de patata o la lubina a la sal en su
punto de cocción. Las papilas gustativas no quedarán menos asombradas
con el original potito de huevo trufado con parmentier de patata o con el
pintxo de vieira con pimientos del piquillo sobre un pan tiernísimo. Imposible
elegir sólo un plato, algo extensible a los postres.
aparte merece la colección de vinos, con excelentes propuestas tanto para los
entendidos como para los curiosos. De hecho, incluso en este punto, La Gabinoteca da un giro a su planteamiento: la carta líquida se presenta como
un quiz en el que la elección entre Bob Esponja y James Bond nos llevará a la
elección de un caldo u otro adaptado a nuestra personalidad. Una forma genial de ayudar a los indecisos.

presentan en pequeñas y grandes dosis, con un plato individual que oscila
entre los 6,50 euros de la ensaladilla o el potito a los 12,50 del tartar de atún
rojo con puntillas. Si se prefiere compartir, los precios van de los 10 de la burrata con pan focaccia o los 16 de la corvina rollo
tiradito y la escalopizza, hasta los 20 del entrecot con patatas.
ambiente de La Gabinoteca está a la altura de su apuesta intimista gracias a sus luces tenues. Juega con espacios diferentes para
grupos y parejas, desde la barra de bar de la entrada hasta las amplias mesas
del piso superior. Según
la hora del día, la velada puede complementarse con talleres de
cocina o de costura, monólogos con comediantes salidos de La Chocita del Loro, meriendas Gabinopeque o eventos solidarios en colaboración con
Acción contra el Hambre. Las actuaciones suelen acompañar las noches de los
fines de semana.
acudir a disfrutar de sus intrigantes propuestas conviene evitar la
improvisación: el gran éxito de La Gabinoteca implica contar con reserva para sus dos turnos de comida o cena de lunes a sábados.
Planificar la visita con tiempo remata la visita a un local lleno de pecados para los cinco sentidos.