EXTRA!
‘Nunca
mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres’
. Una
moraleja más que actual que nos resume las peripecias del famoso don Pablos, protagonista del clásico
literario del escritor Francisco de Quevedo, ‘El Buscón’. El actor Jacobo Dicenta encarna a este pícaro personaje en el Teatro
Infanta Isabel, a partir del 4 de febrero, bajo la dirección de Daniel Pérez.
Las
calamidades de este pobre desgraciado son más que conocidas en nuestro país.
Una muestra del espíritu picaresco español y de quien se encuentra anclado en
una clase social de la que él mismo se avergüenza, hasta el punto de renegar de
su propia familia. Sus aventuras y desencuentros dan vida a una de las obras narrativas
más importantes en España, la cual parece no haber perdido su esencia con el
paso del tiempo.
Y es que el reflejo de aquella sociedad de antaño no parece
distar en demasía con nuestra actualidad.
Sobre un escenario desnudo, sin apenas atrezzo, Dicenta encara el papel con una
fabulosa maestría y comodidad.
Sin duda, es más que loable enfrentar al
público en solitario y más si se trata de una famosa obra clásica de nuestra
literatura. Su versión, más reducida y actualizada que la original, ya que se
han escogido los pasajes más reseñables, traslada al público al pasado con gran
facilidad. Ayudado de los puntos de comicidad y sátira que narra don Pablos, la obra adquiere una estupenda
fluidez con la que pasa el tiempo sin que los espectadores se den cuenta, siendo
un punto más que acertado.

Todo ello acompañado por la actriz catalana
Dulcinea Juárez, que se encarga de la parte musical de la
representación con un laúd renacentista y una guitarra barroca.
Hay
que destacar que su voz es una delicia. Suave, cálida y refinada, es capaz de
hipnotizar a los presentes desde el primer instante.

Se
trata de una adaptación íntegramente narrativa. Un monólogo vivaz que, a pesar de mantener la esencia del castellano
antiguo, se acerca de forma extraordinaria a nuestro presente.
Desde
siempre, el hombre ha sentido el impulso natural de mejorar su existencia y
tener un porvenir, ya sea a través de su propio trabajo, de contactos o, como
es en este caso, de la picaresca y el engaño que, en su día, podían llegar a
ser delito. La tranquilidad de poder comer cada día o dormir sobre una
confortable cama es lo único que desea don
Pablos,
que, sin malicia alguna ni maña suficiente, se ve sumido en la
pobreza extrema y relegado a la caridad que le conceden los transeúntes.
‘El Buscón’ sigue despertando el cariño del
público y enseñando que la esperanza es lo último que se pierde. Jacobo Dicenta consigue transmitir su amor por la dramaturgia con una magia que pocos saben
desplegar gracias a este personaje
, que sigue siendo un ejemplo más de supervivencia
en nuestra sociedad por mucho que transcurra el tiempo.