Un ‘¡No pasarán!’ fue el grito prestado por el general francés de la I Guerra Mundial Robert Nivelle con el que Dolores Ibárruri (La Pasionaria) encendía en 1936 al pueblo de Madrid para que fuese parte decisiva de la lucha contra los
fascistas que se habían sublevado contra la Segunda República Española. Y ese es el nombre con que se presenta la exposición
que recoge la memoria de aquellos días en la Sala de Bóvedas de la Casa
de la Panadería, en el número 27 de la Plaza Mayor.
La
ciudad de Madrid, como capital, era la sede del Gobierno de la República y, por tanto, su toma militar era
fundamental para los planes del ejército fascista. Sin embargo, los primeros
intentos fueron infructuosos y, a pesar de que el Gobierno pronto abandonaría Madrid
por Valencia, la ciudad resistió los
envites franquistas hasta el final de la guerra.
pueblo madrileño en el frente fue un factor fundamental. Así lo recogen los
testimonios fotográficos y los recortes de diarios que se exhiben, así como la
exquisita colección de cartelería
republicana que llama a los ciudadanos y trabajadores, tanto de la capital como del
resto del país, a colaborar en el esfuerzo de guerra.
de la época recoge los cantos de los civiles en el frente y durante los
asedios, así como discursos de políticos y militares relatando la situación y
animando a la resistencia. También se recogen las palabras de quienes
vivieron en primera persona la batalla, ya fuera en el frente o en la
retaguardia, con sus alegrías y miserias.
hay que ponerle un pero a la exposición sería la escasa cantidad de
material disponible. No cabe duda de que la defensa de Madrid es un episodio clave en la historia de la ciudad cuyas
huellas aún pueden rastrearse y que ha de existir, pese al expolio de
40 años de franquismo, gran cantidad de documentación (oral, gráfica,
arquitectónica…) que permita restaurar un trozo heroico de la historia
madrileña que fue arrebatado a sus ciudadanos.
pesar de este pequeño inconveniente, la calidad de lo expuesto es excelente. La visita, pese a su brevedad, es clara y acogedora, permitiendo
recorrer las luces y sombras de esta importantísima batalla y sus terribles
consecuencias. Es de agradecer la labor del gobierno municipal por prestar luz
y voz a unos años silenciados, devolviendo así la
memoria a Madrid. Una visita
imprescindible, abierta al público hasta el próximo 1 de
julio.