EXTRA!
Todo madrileño y visitante habitual de la capital sabe que el
barrio de La Latina es conocido como la zona por excelencia donde disfrutar de
unas cañas bien tiradas, unas tapas después de una larga mañana de domingo
recorriendo los infinitos puestos de El Rastro o unas riquísimas tapas en los
bares que rodean el mítico Mercado de la Cebada, donde los padres compran mientras
los niños juegan en alguna plaza de la zona.
Entre la famosa tienda que desde el año 1934 endulza con sus
caramelos, dulces y bombones a nuestros padres y abuelos, Caramelos Paco, y el
Teatro La Latina, propiedad durante tres décadas de la gran vedette y actriz española Lina Morgan,
se erige Julieta Bistró (C/Toledo, 51) un nuevo local que aúna en su carta los
sabores de la gastronomía italiana y española en un espacio coqueto diseñado
por el estudio de interiorismo madrileño Punto Suspensivo.
caramelos, dulces y bombones a nuestros padres y abuelos, Caramelos Paco, y el
Teatro La Latina, propiedad durante tres décadas de la gran vedette y actriz española Lina Morgan,
se erige Julieta Bistró (C/Toledo, 51) un nuevo local que aúna en su carta los
sabores de la gastronomía italiana y española en un espacio coqueto diseñado
por el estudio de interiorismo madrileño Punto Suspensivo.
El interior alargado está dominado por colores claros donde abundan
los blancos rotos que aportan luminosidad junto a los diferentes tonos de azul
agua que prevalecen por todo el local. Las mesas de madera de The Point, las
lámparas de cristal y una pared alicatada en turquesa que enmarca una ventana
que da a la cocina, al fondo del restaurante, dotan de personalidad a una propuesta
que abrió sus puertas a mediados de 2015 gracias al empeño de Roberto Stella y
Antonio Martuscelli, dos amigos hosteleros italianos que, ya en 2012, abrieron
su primer negocio en Madrid: el bar Tiovivo, situado en el barrio de Malasaña.
los blancos rotos que aportan luminosidad junto a los diferentes tonos de azul
agua que prevalecen por todo el local. Las mesas de madera de The Point, las
lámparas de cristal y una pared alicatada en turquesa que enmarca una ventana
que da a la cocina, al fondo del restaurante, dotan de personalidad a una propuesta
que abrió sus puertas a mediados de 2015 gracias al empeño de Roberto Stella y
Antonio Martuscelli, dos amigos hosteleros italianos que, ya en 2012, abrieron
su primer negocio en Madrid: el bar Tiovivo, situado en el barrio de Malasaña.
Abierto de martes a jueves de 9.00 a 01.00 h.; viernes y
sábados hasta las 02.30 h.; y domingos de 10.00 a 01.00 h., Julieta Bistró
presenta una carta informal que, en palabras de sus artífices, nace
con la filosofía de fusionar los sabores de la gastronomía italiana y de su
Nápoles natal con los de la cocina española tradicional en un ejercicio de
reivindicación de la esencia mediterránea sustentado en la sencillez y en una
cuidada selección de productos. La materia prima se apoya en pequeños
productores que permiten llevar al local el mejor producto de las
despensas transalpina y española.
sábados hasta las 02.30 h.; y domingos de 10.00 a 01.00 h., Julieta Bistró
presenta una carta informal que, en palabras de sus artífices, nace
con la filosofía de fusionar los sabores de la gastronomía italiana y de su
Nápoles natal con los de la cocina española tradicional en un ejercicio de
reivindicación de la esencia mediterránea sustentado en la sencillez y en una
cuidada selección de productos. La materia prima se apoya en pequeños
productores que permiten llevar al local el mejor producto de las
despensas transalpina y española.
En su carta, con un precio medio por persona de 30 euros,
destacan entrantes como una deliciosa coca de mozzarella ahumada, anchoas y
tomate confitado, una ración de croquetas caseras que da en el clavo con su
cremosidad y suave sabor, además de dos ensaladas entre las que destaca la
especial de la casa, llamada Julieta, elaborada con queso de cabra fundido,
granadas y nueces, muy recomendada para compartir entre dos personas. Los
calamares fritos con cebolla caramelizada a la naranja y la burrata artesana
italiana aromatizada con aceite de trufa son otras opciones para abrir el
apetito de los paladares más exigentes.
destacan entrantes como una deliciosa coca de mozzarella ahumada, anchoas y
tomate confitado, una ración de croquetas caseras que da en el clavo con su
cremosidad y suave sabor, además de dos ensaladas entre las que destaca la
especial de la casa, llamada Julieta, elaborada con queso de cabra fundido,
granadas y nueces, muy recomendada para compartir entre dos personas. Los
calamares fritos con cebolla caramelizada a la naranja y la burrata artesana
italiana aromatizada con aceite de trufa son otras opciones para abrir el
apetito de los paladares más exigentes.
Ya entrados en materia, una buena elección para los amantes
de la gastronomía italiana serían las bombitas de pasta fresca rellenas de
ricota y pera con salsa de brie y nueces, que llegan a la mesa en su
temperatura justa y se convierten en una delicia que recuerda la nacionalidad
de los encargados del lugar. El arroz meloso con langostinos, queso burrata y
salsa trufada o la lasagna de pan carasau con salchichas y setas son dos de los
platos que mejor funcionan. Para los más carnívoros, la hamburguesa con queso
de cabra, bacon, tomate y rúcula con sabor barbacoa y patatas fritas es toda
una tentación.
de la gastronomía italiana serían las bombitas de pasta fresca rellenas de
ricota y pera con salsa de brie y nueces, que llegan a la mesa en su
temperatura justa y se convierten en una delicia que recuerda la nacionalidad
de los encargados del lugar. El arroz meloso con langostinos, queso burrata y
salsa trufada o la lasagna de pan carasau con salchichas y setas son dos de los
platos que mejor funcionan. Para los más carnívoros, la hamburguesa con queso
de cabra, bacon, tomate y rúcula con sabor barbacoa y patatas fritas es toda
una tentación.
La meticulosa selección de ingredientes conforman una serie
de platos sencillos y originales con sabores que sorprenderán a un comensal que
en su carta líquida encontrará algo más de una decena de vinos tintos y blancos
con los que acompañar la comida. Y del salado al dulce, un paso: probamos la cheesecake de ricota y quedamos
hipnotizados. El truco quizá sea el queso traído de Sicilia para la ocasión. El
falso tiramisú cremoso (excesivamente líquido) y el compacto crumble de manzana con nata y bolita son
otras de las seis opciones con las que finalizar una agradable visita donde
también es posible desayunar, tomar un cocktail (nos recomendaron su Caipiriña
y Caipiroska) o disfrutar de un buen vermut.
de platos sencillos y originales con sabores que sorprenderán a un comensal que
en su carta líquida encontrará algo más de una decena de vinos tintos y blancos
con los que acompañar la comida. Y del salado al dulce, un paso: probamos la cheesecake de ricota y quedamos
hipnotizados. El truco quizá sea el queso traído de Sicilia para la ocasión. El
falso tiramisú cremoso (excesivamente líquido) y el compacto crumble de manzana con nata y bolita son
otras de las seis opciones con las que finalizar una agradable visita donde
también es posible desayunar, tomar un cocktail (nos recomendaron su Caipiriña
y Caipiroska) o disfrutar de un buen vermut.
Con descuentos ocasionales de hasta el 40% reservando a través de El Tenedor, Julieta Bistró dispone de un menú del día por 12 euros
con platos fuera de carta. Un lugar con un punto canalla e
informal que admite reservas, convirtiéndose en un espacio habitual de grupos (por su facilidad a la
hora de compartir platos) y familias a la búsqueda de nuevas propuestas. Sus
mesas de madera de inspiración rústica acogen un continuo festín de sabores
mediterráneos en una zona de paso en la que destaca como perfecto aliado de cualquier amante de la buena gastronomía.
con platos fuera de carta. Un lugar con un punto canalla e
informal que admite reservas, convirtiéndose en un espacio habitual de grupos (por su facilidad a la
hora de compartir platos) y familias a la búsqueda de nuevas propuestas. Sus
mesas de madera de inspiración rústica acogen un continuo festín de sabores
mediterráneos en una zona de paso en la que destaca como perfecto aliado de cualquier amante de la buena gastronomía.