EXTRA! 



En
el año 2002, se destapó en la ciudad de Boston una de las más sórdidas y
escandalosas tramas de pedofilia llevada a cabo por curas de la Iglesia Católica, tanto por la larga duración en el tiempo en la que se desarrollaron los hechos como
por el número de religiosos implicados, así como por el conocimiento que buena parte
de la sociedad tenía de ella. Basada en hechos reales, ‘Spotlight’, el último film
de Thomas McCarthy narra el proceso de investigación periodística que dirigió
el grupo de reporteros del ‘Boston Globe’ que se hizo con el prestigioso premio Pulitzer
gracias a su trabajo en un
tema que había pasado desapercibido hasta el momento y que ahora da nombre a la controvertida película.


Con
una dirección tan sencilla como meticulosa, la investigación adquiere el protagonismo del largometraje, funcionando como motor de toda la trama hasta mostrar la
necesidad del trabajo periodístico en unos tiempos en los que parecía haberse olvidado su importancia.
La cinta, que llega a la cartelera española este viernes 29 de enero, pone de relieve la complicidad de todo el sistema en los sucesos, desde
las autoridades eclesiásticas, pasando por las políticas, incluyendo también
las judiciales.

La
producción toma lo mejor del cine periodístico clásico, tomando como referentes títulos como la mítica ‘Todos los hombres del presidente’, aunque el drama humano que supuso estos acontecimientos exige un tono diferente al del caso político presentado en la producción dirigida por Alan J. Pakula.
Pese a todo, prima un ritmo pausado y frío que va in crescendo a medida
que pasan los minutos y se va descubriendo la
magnitud del caso.
La efectiva simbiosis de dirección y guión va
introduciendo lentamente el horror escondido tras fuentes, confirmaciones y
archivos, sin llegar a perder nunca su intelectualidad, intentando alejar al
espectador del melodrama.


Las
interpretaciones de estos periodistas exige contención a los actores,
algo que transmiten con enorme corrección.
Cabe señalar la persistencia
de Mark Ruffalo frente a la firmeza calmada de Michael Keaton, ambas
sustentadas en el buen trabajo en equipo que realizan junto a Rachel McAdams y
Brian D’Arcy James, dejando claro la importancia del trabajo en grupo para alcanzar la verdad. 



Convirtiendo la ciudad de Boston en el paisaje de la pederastia cometida por el clero, el largometraje de McCarthy se introduce en las entrañas de un tema delicado dejando a un lado el amarillismo en favor del trabajo bien hecho. No
es de extrañar las seis nominaciones que la cinta
 ha cosechado en las principales categorías de los próximos Oscar, optando a mejor película,
director, guión original, actor y actriz de reparto y montaje.

El
film termina siendo fiel a su esencia al seguir una línea carente de emocionalidad,
poniendo el broche final con unas cifras que resultan escalofriantes en sí
mismas: más de 600 historias desveladas en las páginas del ‘Boston Globe’ relacionadas con este escándalo, 249 sacerdotes acusados públicamente y un número estimado de víctimas superior al millar de personas. La realidad, una vez más, superando a la ficción.