EXTRA!
Un icono del art déco, una mujer dandy y la pintora favorita de Madonna. El legado de Tamara de Lempicka revive en el Palacio de Gaviria, traspasando las fronteras de la
historia del arte y reclamando su lugar en la fotografía, la moda y la
publicidad. En colaboración con la empresa italiana Arthemisia, Madrid tiene el placer de acoger, hasta el próximo 26 de mayo, la primera exposición retrospectiva dedicada a la autora en la capital.
historia del arte y reclamando su lugar en la fotografía, la moda y la
publicidad. En colaboración con la empresa italiana Arthemisia, Madrid tiene el placer de acoger, hasta el próximo 26 de mayo, la primera exposición retrospectiva dedicada a la autora en la capital.
Nacida en Varsovia bajo el nombre de Tamara Gurwik-Górksa, comenzó
sus numerosos viajes en su más temprana juventud, pasando la mayor parte de su
carrera entre París y Estados Unidos debido a la guerra, donde creció como una
mujer andrógina y seductora adelantada a su tiempo y pionera en desarrollar el
movimiento artístico más característico de su época, el art déco, que
se extendió durante un periodo histórico breve pero crucial en
la redefinición de los códigos estéticos y la riqueza del clima cultural en el
que surgieron los movimientos de vanguardia, sirviendo como referencia a
muchos artistas para madurar sus propias tendencias.
sus numerosos viajes en su más temprana juventud, pasando la mayor parte de su
carrera entre París y Estados Unidos debido a la guerra, donde creció como una
mujer andrógina y seductora adelantada a su tiempo y pionera en desarrollar el
movimiento artístico más característico de su época, el art déco, que
se extendió durante un periodo histórico breve pero crucial en
la redefinición de los códigos estéticos y la riqueza del clima cultural en el
que surgieron los movimientos de vanguardia, sirviendo como referencia a
muchos artistas para madurar sus propias tendencias.
Con una selección de aproximadamente 200 piezas procedentes de más de 40 colecciones privadas, la
muestra, que intercala breves documentales con imágenes propias, incluye, además de pinturas, fotografías, bocetos, vestidos y objetos decorativos que logran la ambientación perfecta para que el espectador se sumerja en el
frenético mundo de los locos años 20, así como en la vida personal y
profesional de la creadora.
muestra, que intercala breves documentales con imágenes propias, incluye, además de pinturas, fotografías, bocetos, vestidos y objetos decorativos que logran la ambientación perfecta para que el espectador se sumerja en el
frenético mundo de los locos años 20, así como en la vida personal y
profesional de la creadora.
El recorrido
cronológico se lleva a cabo a través de 10 secciones repartidas a lo largo de las salas del
Palacio de Gaviria, comenzando en ‘¡A
París! ¡En París, en los años locos!’. La capital francesa era
en aquella época la ciudad bohemia de las oportunidades, donde intelectuales de todo el mundo vivían una época de cambio tras el paso y la
destrucción de la Primera Guerra Mundial. En el año 1922, en el Salon d´Automne,
Lempicka expuso por primera vez, alcanzando rápidamente el éxito. Algunas de las piezas que se exponen en esta sala, como ‘Bailarina rusa’ o la imponente laca en escamas negra y plateada sobre fondo de
laca negra, del suizo Jean Dunand, ‘Joséphine Backer’, sirven para abrir boca.
cronológico se lleva a cabo a través de 10 secciones repartidas a lo largo de las salas del
Palacio de Gaviria, comenzando en ‘¡A
París! ¡En París, en los años locos!’. La capital francesa era
en aquella época la ciudad bohemia de las oportunidades, donde intelectuales de todo el mundo vivían una época de cambio tras el paso y la
destrucción de la Primera Guerra Mundial. En el año 1922, en el Salon d´Automne,
Lempicka expuso por primera vez, alcanzando rápidamente el éxito. Algunas de las piezas que se exponen en esta sala, como ‘Bailarina rusa’ o la imponente laca en escamas negra y plateada sobre fondo de
laca negra, del suizo Jean Dunand, ‘Joséphine Backer’, sirven para abrir boca.
En ‘La casa más moderna de París’ se sitúa la casa-estudio de la rue Méchain 7, comprada por la autora en 1930. A
través de fotografías y objetos como la pareja de lámparas de
mesa de metal niquelado y cristal de la Maison Dominique, podemos ser testigos
de cómo la artista reunía en su hogar todos los elementos propios de la modernidad
arquitectónica, convirtiéndose en un espacio referente para la élite parisina.
través de fotografías y objetos como la pareja de lámparas de
mesa de metal niquelado y cristal de la Maison Dominique, podemos ser testigos
de cómo la artista reunía en su hogar todos los elementos propios de la modernidad
arquitectónica, convirtiéndose en un espacio referente para la élite parisina.
Lempicka era particularmente cercana a la sensibilidad de los diseñadores de moda de la época, marcando sus comienzos y dejando en sus piezas los lenguajes y
referencias estilísticas del sector. En ‘Tamara de Lempicka y la moda’ podemos
apreciar esa influencia en cuadros como ‘La bufanda azul’ o ‘Muchacha con
pedestal’, sin olvidarnos de los figurines originales y la selección de trajes
y sombreros de sus modistas favoritos.
referencias estilísticas del sector. En ‘Tamara de Lempicka y la moda’ podemos
apreciar esa influencia en cuadros como ‘La bufanda azul’ o ‘Muchacha con
pedestal’, sin olvidarnos de los figurines originales y la selección de trajes
y sombreros de sus modistas favoritos.
Una de las
salas más personales es ‘Las amazonas’, en la que muchos de sus romances femeninos
quedan al descubierto entre desnudos representados con fuertes geometrías,
colores brillantes y formas rotundas que evocan más que nunca sus
influencias cubistas y futuristas. Rompiendo con esa sensualidad, la
exposición nos traslada a ‘Naturaleza muerta’, donde se aprecia el personal punto de vista cromático de Lempicka a través de
otro de sus temas predilectos, el bodegón floral.
salas más personales es ‘Las amazonas’, en la que muchos de sus romances femeninos
quedan al descubierto entre desnudos representados con fuertes geometrías,
colores brillantes y formas rotundas que evocan más que nunca sus
influencias cubistas y futuristas. Rompiendo con esa sensualidad, la
exposición nos traslada a ‘Naturaleza muerta’, donde se aprecia el personal punto de vista cromático de Lempicka a través de
otro de sus temas predilectos, el bodegón floral.
‘Madres e hijos’ es el título de la
sexta sección, donde la infancia y adolescencia se convierten en el tema
principal a través de Kizette Lempicka, hija de la artista
con el ruso Tadeusz Lempicki, que seguirá posando para su madre en la edad
adulta. ‘Alfonso XIII’ es una de las
salas más curiosas de la cita, ya que por primera vez salen a la luz los
retratos que le realizó al rey español en su visita a este país.
sexta sección, donde la infancia y adolescencia se convierten en el tema
principal a través de Kizette Lempicka, hija de la artista
con el ruso Tadeusz Lempicki, que seguirá posando para su madre en la edad
adulta. ‘Alfonso XIII’ es una de las
salas más curiosas de la cita, ya que por primera vez salen a la luz los
retratos que le realizó al rey español en su visita a este país.
En los años
40 se decía de los cuadros de Lempicka que eran el resultado de una revisión de la
pintura italiana del siglo XV y la flamenca del XVII. En ‘El manual de historia del arte’ se ofrece una serie de
comparativas entre obras clásicas como ‘El éxtasis de Santa Teresa’ y ‘Santa Teresa de Ávila’. Sin embargo, no todo fue
gloria para la creadora y con su madurez llegó también su época más oscura con una fuerte depresión que la obligó a
recluirse en un convento cerca de Parma. Allí pintó su
cuadro favorito en honor a una monja que la ayudó durante su estancia, ‘Madre
superiora’, que podemos encontrar en la sala titulada ‘Tamara de Lempicka, baronesa Kuffner’.
40 se decía de los cuadros de Lempicka que eran el resultado de una revisión de la
pintura italiana del siglo XV y la flamenca del XVII. En ‘El manual de historia del arte’ se ofrece una serie de
comparativas entre obras clásicas como ‘El éxtasis de Santa Teresa’ y ‘Santa Teresa de Ávila’. Sin embargo, no todo fue
gloria para la creadora y con su madurez llegó también su época más oscura con una fuerte depresión que la obligó a
recluirse en un convento cerca de Parma. Allí pintó su
cuadro favorito en honor a una monja que la ayudó durante su estancia, ‘Madre
superiora’, que podemos encontrar en la sala titulada ‘Tamara de Lempicka, baronesa Kuffner’.
En ‘Las visiones amorosas’ aguarda uno de sus cuadros más conocidos, ‘Las muchachas
jóvenes’, haciendo alusión a la declarada bisexualidad de la
autora. Reuniendo las pinturas que llamaba visions amoureuses, hace un recorrido por sus relaciones con Ira
Perrot o su modelo Rafaela, protagonista de su pieza más erótica, ‘La hermosa
Rafaela’. Un broche final perfecto para una exhibición que intenta mostrar el lado más íntimo de una figura icónica, tan
misteriosa como interesante.
jóvenes’, haciendo alusión a la declarada bisexualidad de la
autora. Reuniendo las pinturas que llamaba visions amoureuses, hace un recorrido por sus relaciones con Ira
Perrot o su modelo Rafaela, protagonista de su pieza más erótica, ‘La hermosa
Rafaela’. Un broche final perfecto para una exhibición que intenta mostrar el lado más íntimo de una figura icónica, tan
misteriosa como interesante.