XVII PREMIOS MAX

Si el año pasado ensalzábamos la ‘palabra viva’ de nuestra cultura y, con ello, a los creadores que nos hacen soñar con
el teatro, esta vez no podemos dejar de admirar en ellos, además, la valentía que
demuestran al poner en marcha cada uno de sus proyectos. No son buenos tiempos para la
cultura y menos aún para las artes escénicas. En este contexto, los Premios Max
adquieren, sin duda, una perspectiva de necesidad, al margen del carácter
festivo de la ceremonia.
que se celebró el lunes 26 de mayo en el Teatro Circo Price de Madrid, propuso una
puesta en escena con reminiscencias rockeras y de cabaret canalla. El actor Jimmy
Barnatán ejerció de presentador en una ceremonia organizada por la Fundación SGAE que resultó más monótona de lo que cabía esperar.
para ‘Un trozo invisible de este mundo’, de Juan Diego Botto, llevándose tres de los premios más valorados: Mejor Espectáculo de
Teatro, Mejor Actor (Juan Diego Botto) y Mejor Autoría Revelación, además de llevarse
la manzana por el Mejor Diseño de Iluminación, otorgada a Valentín Álvarez.

emocionado, no dejó de agradecer la tarea llevada a cabo por el equipo, con
Sergio Peris-Mencheta como director de escena. El actor hizo un llamamiento a la integración de la cultura en la vida de todas las personas, sea cual sea su
condición económica y social, asegurando que ‘todos merecemos el pan, pero
también las rosas’. El espectáculo premiado, que lleva a cabo un retrato de la
inmigración y el exilio, permanecerá en las Naves del Español en Matadero hasta el próximo 8 de junio.
Galván, ausente en la gala por motivos laborales, hizo buena cosecha de su
espectáculo ‘Lo Real/Le Reél/The Reel’ pues, pese a competir con pesos pesados como
Eva Yerbabuena, que repitió manzana a Mejor Intérprete Femenina de Danza, o
Sol Picó, se acabó haciendo con el premio a Mejor Coreografía y Mejor
Espectáculo de Danza.
lo hizo Maika Makovski en la categoría Mejor Composición Musical para
Espectáculo Escénico por el trabajo realizado en ‘Forests’. Según la ceremonia
avanzaba, los recursos escénicos dejaron de llamar la atención, pese al
dinamismo con el que la gala se iba sucediendo. Si acaso, lo más celebrado pudo ser el dúo de Barnatán con Lola Dorado, echándose de
menos una puesta en escena más cuidada, concreta y efectiva.

El presidente de la Fundación SGAE, Antonio Onetti, reconoció la resistencia de los
creadores, que en malas condiciones se reinventan para cumplir aquella premisa
de que el espectáculo debe continuar. La propuesta cabaretera con pinchos y cueros,
dijo, aludía a la defensa férrea con que la gente del espectáculo tiene que
hacer frente a estos malos tiempos de IVA aumentado y ausencia de modelos
alternativos de financiación.
llevó la polifacética actriz Emma Vilarasau, que ya estuvo nominada al Goya a
la Mejor Actriz Protagonista en 2005 por el film ‘Para que no me olvides’, en
competición con dos grandes veteranas como Kiti Mánver o Julieta Serrano. La
Mejor Dirección de escena fue a caer en manos de Carles Alfaro por el montaje
clásico ‘El lindo don Diego’. Otro gordo, el de Mejor Autoría Teatral, recalaría
en Pere Riera por ‘Barcelona’.
Empresa de Artes Escénicas a Tanttaka Teatroa, comentaban los galardonados que este es un negocio menospreciado. Nosotros seguiremos admirando a los
creadores, que bien saben que la cultura es el puente que separa vivir de
sobrevivir.