EXTRA!
Con casi un siglo de actividad
escénica, desde que en el año 1919 fuera inaugurado como cinematógrafo sobre
los terrenos de un antiguo hospital, el Teatro La Latina ha servido de hogar de
artistas que forman parte del patrimonio español. Arraigado en el Madrid
ancestral, puede presumir de ser uno de los espacios más emblemáticos de la capital, donde es fácil escuchar los ecos de los millones de espectadores
que han disfrutado de su programación.
del barrio que le da nombre, tras décadas de éxitos y el mérito de presenciar
los primeros pasos sobre las tablas de una desconocida Lina Morgan, estuvo a
punto de desaparecer en 1977, cuando la famosa artista lo alquiló para
acabar adquiriéndolo años después y convirtiéndolo en el espacio cultural de Madrid por excelencia.
Hoy, que quienes nos reíamos con ‘Hostal Royal Manzanares’ y nos acordamos de
aquellas tardes viendo con nuestros abuelos Cine de Barrio echamos de menos a
Lina, contamos con un rincón gastronómico junto al que fuera su famoso teatro
que rinde homenaje a la desaparecida vedette.
cliente con uno de los trajes que la artista lució en cientos de ocasiones sobre
las tablas, además de con pinturas de varios autores y fotografías inéditas que
muestran a quien fuera una de las más grandes actrices del teatro español.
Incluso la carta, basada en los tres actos de una obra, recuerda la carrera de
la intérprete, con nombres de platos como ‘La tonta del bote’ o ‘La chica del
surtidor’.
anexo al conocido teatro, LaLina actualiza la antigua cafetería del espacio
escénico acogiendo habitualmente una curiosa mezcla de actores, músicos y público
de las funciones con turistas y vecinos del barrio. El ladrillo visto y la madera ayudan a
conservar el ambiente cultural de un espacio dividido en tres estancias: un
salón donde disfrutar de la carta, una zona de copas frente a la barra
propicia para la coctelería y una pequeña terraza donde probar sus tapas al aire libre.
desde hace años al mundo de la restauración y el ocio en Madrid, de
poder preparar la mayoría de los platos de la carta sin gluten (tras ser
diagnosticada de celiaquía), se unieron su amiga de la infancia Lorena López y
el decorador Iván Garrido como propietarios de un local funcional en el que a
menudo se realizan ruedas de prensa, rodajes, clases de inglés colectivas,
catas y monólogos, destacando su disponibilidad a la celebración de eventos en
su interior.
hablar de una carta arriesgada que sorprende a todo tipo de paladares al adaptarse
en su mayoría al comensal celiaco (se evita la contaminación cruzada), con numerosas
opciones para vegetarianos. La fusión gastronómica de la cocina española y
japonesa distingue platos castizos de opciones japonesas, además de presentar una
combinación de ambas con productos frescos y ecológicos. El take away y el servicio de catering
también tienen su público.
los makis vegetales de pepino, aguacate y crema ligera de queso, que brillan
por su frescura y suavidad en boca. La mayoría de la carta se
puede pedir en formato tapa o ración, en función del apetito que se tenga. El
tartar de salmón con vinagreta de pomelo y lima es muy recomendable, con una
mezcla de sabores que encajan bien y no se ahogan ente sí. Otro buen consejo sería
lanzarse a por sus croquetas de boletus y a por las gyozas, disponibles con
diferentes ingredientes. Entre los postres nos quedamos con su coulant de chocolate, una buena guinda con
la que finalizar la velada. Ojo también a la coctelería y al culto que se rinde
al vermú los fines de semana.
El
menú de mediodía a 9,95 euros (pan, postre y bebida incluido), los menús temáticos (japonés o madrileño) a 15 y su menú degustación en seis pasos a 30
son algunas de las interesantes opciones de un local que promete atrapar a grupos de amigos, familias y compañeros de trabajo que busquen un
sitio con encanto donde brindar.
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Bravo! Que buen artículo! Gracias David.