Filmin Music Fest



Cientos
de veces hemos escuchado la típica frase de que ‘cuando no planificas, más
disfrutas’
y es que es realmente saludable dejarse llevar en alguna ocasión y
ver qué nos depara una película de la que apenas hemos oído hablar. Incluso si
la cinta nos cuenta la historia de un artista cuya vida oculta nos hace verle de otra
manera y sentir su arte con mayor significado.
Ese es el encanto de aquellos
documentales que dan a conocer leyendas de la música o del cine, desmitifican y
presentan una realidad que tanto fans
como aventureros del séptimo arte agradecen, ya que nos acercan a los ídolos o, en
algunos casos, los hacen descender a la tierra que todos pisamos.

Townes Van Zandt era uno de esos cantautores que, con la guitarra a cuestas, conducía por
las carreteras de Estados Unidos, dejando una huella difícil de olvidar en cada
sitio que visitaba. Y
Be here to love me’ es un documental que hace disfrutar sin esperarlo. La cineasta
estadounidense Margaret Brown presentó en 2004 el relato de un hombre que llegó a todos los rincones del país y que escribió grandes obras
maestras del country-folk.
Mientras
en los años 60 se empezaban a escuchar nombres como Paul Simon o Neil Diamond,
Texas disfrutaba de otras figuras populares entre los que se hallaba Van Zandt, que sirvió de inspiración a
otros artistas como Bob Dylan o,
incluso, nuestro Nacho Vegas. No obstante, la inmensidad del protagonista se ve
perjudicada por un lado oscuro, una juventud en la que fue diagnosticado de síndrome maníaco-depresivo y en la que tuvo que ser sometido a un
tratamiento de electrochoque durante mucho tiempo.
Su memoria se vio afectada
gravemente y, 
aunque en cada actuación demostraba un humor muy sarcástico que todos apreciaban, su carácter cambió totalmente debido a este trastorno y a adicciones como el abuso de drogas.

Con
un amplio repertorio de imágenes de archivo, tanto domésticas como de sus
conciertos y actuaciones en televisión, el documental pierde, con
el transcurso de la historia, la esencia primordial, que no es otra que
presentar a un hombre de gran éxito que empezaba a perderse en el olvido. Parece evolucionar de biopic a una especie de advertencia sobre el consumo de drogas y
alcohol, recalcando excesivamente este aspecto del artista y ensombreciendo lo
que podría haber sido un trabajo brillante.

Entre
decenas de anécdotas sobre las consecuencias de sus adicciones, como el hecho
de perder casi la totalidad de su dentadura al esnifar cola, encontramos a un Van Zandt que tiene que decidir entre
su familia y su carrera. Tres esposas y varios hijos a sus espaldas reflejan la
decisión que en su día tomó y de la que en ningún momento pareció arrepentirse.

Al contrario, sus canciones son parte de su descendencia y su amplio círculo lo
ha comprendido siempre.
El
ritmo pausado de la cinta se fusiona con la fantástica selección
de temas del protagonista. Los saltos temporales entre antiguas grabaciones de
diferentes décadas y algunas entrevistas más actuales pasan prácticamente
desapercibidos debido al notable trabajo que realiza el famoso director de
fotografía tejano Daniel Lee, que
intenta mantener la línea y el encanto del documental clásico. 



Uno de los mejores letristas de todos los tiempos regresa a nuestras memorias gracias a ‘Be here to love me’, una producción que se incluye en la programación de la tercera edición del Filmin Music Fest hasta el próximo 18 de agosto. Una demostración más de que las canciones de Townes siguen vivas en el recuerdo.

Sonia Dueñas.