EXTRA!
Soberbio. Así, sin
necesidad de esperar a la última línea para soltarlo. Si hay una forma de
definir lo que el americano Brian Yorkey consiguió en 2008, un año después de lanzar
al mercado la novela ‘Por trece razones’, es hablando de un trabajo soberbio. ‘Casi normales’ (‘Next to normal’, originalmente) es un espectáculo musical
diferente, en el que los bailes y las carcajadas se cortan en seco ante un
público que se enfrenta – una buena parte sin esperarlo – a cuestiones
como las enfermedades mentales y la sobremedicación.
Quizá tan controvertida
como la adaptación a Netflix de la novela ya mencionada en cuanto a la dureza
de los temas que trata, la producción sacude a los presentes partiendo de un
golpe irreversible en el seno de una familia que es mejor descubrir, ya sin
escapatoria, en el patio de butacas. Que nadie se asuste: la visita al Teatro
La Latina, donde se representa hasta el próximo 28 de enero, es imprescindible para cualquier
amante del género. La adaptación española del título llega avalada por
la dirección de Luis Romero y la batuta musical de Xavier Torras.
como la adaptación a Netflix de la novela ya mencionada en cuanto a la dureza
de los temas que trata, la producción sacude a los presentes partiendo de un
golpe irreversible en el seno de una familia que es mejor descubrir, ya sin
escapatoria, en el patio de butacas. Que nadie se asuste: la visita al Teatro
La Latina, donde se representa hasta el próximo 28 de enero, es imprescindible para cualquier
amante del género. La adaptación española del título llega avalada por
la dirección de Luis Romero y la batuta musical de Xavier Torras.
El reparto,
sobresaliente de principio a fin, destaca por contar para el papel protagónico con Nina, que se
enfrenta a un reto épico al meterse en la piel de una mujer, madre y esposa que
hace tiempo dejó de ser normal para desgracia de su marido, interpretado por
Nando González; su hija, de quien se encarga Jana Gómez, y sobre todo de sí misma. Las voces e
interpretaciones de todo el cast está a la altura de una producción casi íntegramente cantada, con temas originales de Tom Kitt.
sobresaliente de principio a fin, destaca por contar para el papel protagónico con Nina, que se
enfrenta a un reto épico al meterse en la piel de una mujer, madre y esposa que
hace tiempo dejó de ser normal para desgracia de su marido, interpretado por
Nando González; su hija, de quien se encarga Jana Gómez, y sobre todo de sí misma. Las voces e
interpretaciones de todo el cast está a la altura de una producción casi íntegramente cantada, con temas originales de Tom Kitt.
Que los ojos se llenen
de lágrimas cada vez que Guido Balzaretti (del que ya nos quedamos prendados en ‘Los Miserables’) aparece sobre las tablas no es casualidad. Roger Berruezo empuja
con su solidez escénica a la reflexión sobre las contradicciones en el mundo de la psiquiatría, mientras que un carismático Fabio
Arrante relaja el fortísimo peso dramático de la trama con su calidez y comicidad, como ese golpe de calor que tanto se agradece en días
fríos cuando se llega a casa.
de lágrimas cada vez que Guido Balzaretti (del que ya nos quedamos prendados en ‘Los Miserables’) aparece sobre las tablas no es casualidad. Roger Berruezo empuja
con su solidez escénica a la reflexión sobre las contradicciones en el mundo de la psiquiatría, mientras que un carismático Fabio
Arrante relaja el fortísimo peso dramático de la trama con su calidez y comicidad, como ese golpe de calor que tanto se agradece en días
fríos cuando se llega a casa.
Durante algo más de dos
horas (con intermedio de 15 minutos), el espectador comprende las razones por
las que esta producción tan atípica (en cuanto a lo que se espera tradicionalmente de un musical)
cuenta en su historia con tres premios Tony y un valiosísimo Pulitzer.
Aplaudida en más de 20 países del mundo, no necesita de excesiva escenografía
ni golpes de efecto para convertirse en una pieza sólida, que con las
voces desnudas de sus actores y una exquisita banda en directo deslumbra.
horas (con intermedio de 15 minutos), el espectador comprende las razones por
las que esta producción tan atípica (en cuanto a lo que se espera tradicionalmente de un musical)
cuenta en su historia con tres premios Tony y un valiosísimo Pulitzer.
Aplaudida en más de 20 países del mundo, no necesita de excesiva escenografía
ni golpes de efecto para convertirse en una pieza sólida, que con las
voces desnudas de sus actores y una exquisita banda en directo deslumbra.
No se quedan atrás sus
temas, que recorren un abanico de géneros sorprendente, entre los que brillan el
contraste del final del primer acto (‘Luz en la oscuridad’) y el segundo (‘Luz’),
así como la desgarradora ‘¿Cómo lo iba a olvidar?’, en la que Nina vuelve a
demostrar el nivel al que es capaz de llegar como artista, un lugar bien
sorteado por González, que esta vez logra mucho más de lo que le vimos a hacer
en el fallido ‘Marta tiene un marcapasos’.
temas, que recorren un abanico de géneros sorprendente, entre los que brillan el
contraste del final del primer acto (‘Luz en la oscuridad’) y el segundo (‘Luz’),
así como la desgarradora ‘¿Cómo lo iba a olvidar?’, en la que Nina vuelve a
demostrar el nivel al que es capaz de llegar como artista, un lugar bien
sorteado por González, que esta vez logra mucho más de lo que le vimos a hacer
en el fallido ‘Marta tiene un marcapasos’.
Soberbio, como dijimos
al principio, por arrasar al espectador por más que intente hacerle reír en
momentos llenos de ingenio y dejar la puerta abierta a la esperanza en una
decisión firme por seguir adelante por mucho que cueste salir
del barro. Con entradas entre 24 y 45 euros, no habría ni que pensárselo. Si sólo se vive una vez, habrá que hacerlo incluso cuando pensábamos que no podríamos volver a levantarnos porque teníamos
el corazón destrozado. Luz, siempre hay un poco de luz.
al principio, por arrasar al espectador por más que intente hacerle reír en
momentos llenos de ingenio y dejar la puerta abierta a la esperanza en una
decisión firme por seguir adelante por mucho que cueste salir
del barro. Con entradas entre 24 y 45 euros, no habría ni que pensárselo. Si sólo se vive una vez, habrá que hacerlo incluso cuando pensábamos que no podríamos volver a levantarnos porque teníamos
el corazón destrozado. Luz, siempre hay un poco de luz.