EXTRA!
![](https://madtime.es/wp-content/uploads/2015/12/viuda-juev321ok.jpg)
Hay intérpretes que fascinan con su magia y desdoblamiento
cuando se suben a las tablas. Natalia Millán puede presumir de ello: la vimos
brillar en musicales como ‘Cabaret’ o ‘Chicago’, enmudecernos en ‘Cinco horas con Mario’ y nos hizo mordernos las uñas esperando el siguiente capítulo de
series de televisión como ‘El internado’ o la reciente ‘Velvet’. Cantante, bailarina y actriz, del 18 de diciembre al 17 de enero se
convierte con maestría en Hanna Glawari, una mujer que hereda una gran fortuna cuando se
queda viuda a la que todos los hombres quieren seducir, en la Sala Roja de los
Teatros del Canal.
Tras un intento fallido que habría protagonizado la prestigiosa actriz de musicales
Paloma San Basilio, ‘La viuda alegre’ se estrena en Madrid con dirección de
Emilio Sagi, música en directo del Ensemble Orquesta Sinfónica Verum y
dirección musical de Jordi López. Tras triunfar el pasado mes de mayo en el
Teatro Arriaga de Bilbao, la famosa opereta con música de Franz Lehár y libreto
de Viktor Léon y Leo Stein se convierte en un musical que aporta mayor
autonomía a su protagonista y un cambio de tono que se aleja de la rigidez del
género original para hacer más amena la experiencia del público.
Paloma San Basilio, ‘La viuda alegre’ se estrena en Madrid con dirección de
Emilio Sagi, música en directo del Ensemble Orquesta Sinfónica Verum y
dirección musical de Jordi López. Tras triunfar el pasado mes de mayo en el
Teatro Arriaga de Bilbao, la famosa opereta con música de Franz Lehár y libreto
de Viktor Léon y Leo Stein se convierte en un musical que aporta mayor
autonomía a su protagonista y un cambio de tono que se aleja de la rigidez del
género original para hacer más amena la experiencia del público.
Junto a Natalia Millán se encuentran habituales del musical
patrio, como Guido Balzaretti (Camille) y Silvia Luchetti (Valencienne), pareja que entrega algunas de las escenas más románticas al encontrarse inmersa en una
aventura condenada al fracaso. Aparte de una elegante y acertadísima
Millán, el barítono Antonio Torres embelesa al espectador con un chorro de voz espectacular
en la piel del apuesto Conde Danilo. El trabajo del equipo de bailarines, que
además de actuar también ejerce de coro, es ejemplar. Ni un fallo o
sugerencia que hacer el elenco de una pieza de 90 minutos que se divide en tres
actos sin necesidad de intermedio.
![](data:image/svg+xml;base64,PHN2ZyB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHdpZHRoPSI0MDAiIGhlaWdodD0iMjQzIiB2aWV3Qm94PSIwIDAgNDAwIDI0MyI+PHJlY3Qgd2lkdGg9IjEwMCUiIGhlaWdodD0iMTAwJSIgc3R5bGU9ImZpbGw6I2NmZDRkYjtmaWxsLW9wYWNpdHk6IDAuMTsiLz48L3N2Zz4=)
patrio, como Guido Balzaretti (Camille) y Silvia Luchetti (Valencienne), pareja que entrega algunas de las escenas más románticas al encontrarse inmersa en una
aventura condenada al fracaso. Aparte de una elegante y acertadísima
Millán, el barítono Antonio Torres embelesa al espectador con un chorro de voz espectacular
en la piel del apuesto Conde Danilo. El trabajo del equipo de bailarines, que
además de actuar también ejerce de coro, es ejemplar. Ni un fallo o
sugerencia que hacer el elenco de una pieza de 90 minutos que se divide en tres
actos sin necesidad de intermedio.
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Con un texto ágil como pocos hemos visto, no hay una sola
escena de más. El reencuentro entre dos antiguos
enamorados sirve de pistoletazo de salida a un enredo en el que una opulenta
escenografía sitúa al espectador por los distintos escenarios en
los que se va llevando a cabo la historia. Bellísimo el vestuario de
Renata Schussheim, así como el maquillaje y la peluquería de Anitz Hair
Machine. Gracias al trabajo de ambas, el espectador se siente en el París de
los años 30 sin esfuerzo alguno. Falta, eso sí, cierta profundidad o desarrollo en el texto que nos
permita conocer mejor a los protagonistas, algo costoso teniendo en cuenta la
duración ajustada de la producción.
escena de más. El reencuentro entre dos antiguos
enamorados sirve de pistoletazo de salida a un enredo en el que una opulenta
escenografía sitúa al espectador por los distintos escenarios en
los que se va llevando a cabo la historia. Bellísimo el vestuario de
Renata Schussheim, así como el maquillaje y la peluquería de Anitz Hair
Machine. Gracias al trabajo de ambas, el espectador se siente en el París de
los años 30 sin esfuerzo alguno. Falta, eso sí, cierta profundidad o desarrollo en el texto que nos
permita conocer mejor a los protagonistas, algo costoso teniendo en cuenta la
duración ajustada de la producción.
La orquesta está fantástica, con melodías acompañando buena
parte de la función. Se nota que la partitura se ha adaptado a las voces de los
artistas, huyendo de la exigencia lírica de la pieza original para adecuarse a los códigos del teatro musical sin que esto suponga una pérdida de calidad. Las
coreografías de Nuria Castejón se ejecutan con gran precisión, sumando
espectacularidad a la obra.
parte de la función. Se nota que la partitura se ha adaptado a las voces de los
artistas, huyendo de la exigencia lírica de la pieza original para adecuarse a los códigos del teatro musical sin que esto suponga una pérdida de calidad. Las
coreografías de Nuria Castejón se ejecutan con gran precisión, sumando
espectacularidad a la obra.
Amena, lujosa y también ligera, ‘La viuda alegre’ se
convierte en un espectáculo idóneo para estas Navidades, llevando el gran musical
más allá de la Gran Vía, sin tener nada que envidiar a los títulos que hoy forman
parte de su cartelera. El amor, la codicia y la alegría se mezclan en una pieza
recomendable para toda la familia en la que las risas y la sonrisa constante están aseguradas. El glamour y la seducción todo lo pueden.
convierte en un espectáculo idóneo para estas Navidades, llevando el gran musical
más allá de la Gran Vía, sin tener nada que envidiar a los títulos que hoy forman
parte de su cartelera. El amor, la codicia y la alegría se mezclan en una pieza
recomendable para toda la familia en la que las risas y la sonrisa constante están aseguradas. El glamour y la seducción todo lo pueden.