EXTRA!
Matute en Madrid


Si bien es cierto que suspiramos
cada vez que alguien nos pregunta por Madrid, si tuviésemos que decantarnos por
un solo barrio ese sería – sin duda – el de Las Letras, donde aún se respira el
eco de los grandes escritores que un día habitaron sus calles. Cervantes,
Lope de Vega o Quevedo son algunos de los que imaginaron grandes historias en
una zona comprendida entre el paseo del Prado y la plaza de Santa Ana, famosa
por sus terrazas y bares con solera.
Recorrer sus calles peatonales, cuyos
adoquines llevan grabados citas de literatos como los mencionados, y darse
algún capricho en sus infinitas tiendas son placeres propios de un territorio
amado por vecinos y visitantes.



A dos pasos de la animada calle
Huertas, donde esquivar relaciones públicas cada noche es todo un
desafío, se encuentra
Matute, un gastrobar propiedad del Grupo La Fábrica ubicado en un edificio modernista – declarado Bien de Interés Cultural – que se
encuentra en el número 12 de la Plaza de Matute
y que en su día fue una antigua
tienda de discos para hoy acoger 400 metros de exquisita decoración al servicio de los paladares más exquisitos.


La experiencia y el amor por la
gastronomía del chef Sergio Fernández
(uno de los cocineros estrella de Canal Cocina) tiene mucho que ver en la
fabulosa experiencia que supone dejarse caer en un restaurante que cuenta
con diferentes espacios, entre los que destaca una sala privada y una amplia
terraza
donde almorzar, tomar el brunch
o entregarse a la primera copa.

Los sabores de la montaña y los
tesoros del mar sobresalen en una carta en la que irremediablemente destaca un
completísimo menú del día a 14,95 euros que permite elegir entre nueve
entrantes y 10 platos principales, así como una amplia oferta de postres,
además de una bebida.
La variedad y calidad de este pack cerrado que se ofrece de 13.00 a 16.30 h. es incuestionable.
Entrantes como un fresquísimo salmorejo con helado de queso de cabra y yuca
crujiente o un surtido de croquetas de chuletón, chipirones
y jamón ibérico convencen en una primera ojeada.

Platos de Matute

Muy recomendables, ya metidos en
materia, los sabrosísimos huevos rotos trufados (con jamón ibérico a gusto del
comensal)
, los crujientes boquerones marinados con mayonesa de jengibre y un
lomo de vacuno reposado y fileteado con deliciosa patatas Hasselback (receta
sueca consistente en presentar la patata asada en el horno con mantequilla y
diferentes condimentos). El gozo de encontrarse en el plato buenas cantidades e
ingredientes de primera seducirá a un comensal que no dudará en repetir y
recomendar el sitio a los suyos. El sorbete de mandarina, vodka y cava o los
Huesitos Matute (con el sabor de las famosas barritas de chocolate) son
apuestas seguras para los amantes del dulce.

El brunch a 16 euros que se sirve los sábados y domingos (entre las
12.00 y las 15.00 h.) en el local se está convirtiendo en un secreto a voces en
la zona.
Por un precio ajustado el comensal disfruta de una bebida caliente y
una fría; tostada; fruta o yogurt griego; un plato salado a elegir entre huevos
con patatas y bacon o pincho de tortilla y un final dulce, ya sea con sus pancakes con frosting de queso
mascarpone o unos mini gofres con dulce de leche que parecen caídos del cielo.
Para aquellos que tengan buen buche, por un plus se pueden añadir platos
consistentes como taboulé, salchichas o una hamburguesa.

Las pintas de barril, los
cócteles clásicos a siete euros, los vinos por copa o botella y los combinados
completan una oferta que presume de menús de grupo, servicio de reservas y el culto al vermut como buen templo madrileño. No exageramos
si decimos que descubrir Matute ha sido una de las mejores experiencias culinarias
de los últimos tiempos.
Aunque las noches también son gloriosas en un local
ideal para personas amantes de los rincones elegantes, como ellos mismos
señalan ‘comer a mediodía en Matute es un disfrute’.